Rutilante amarillo, que refulge,
de un lirio de anchas hojas desplegadas,
e intenso color fucsia de un geranio,
mientras, al fondo,
el profundo morado de otros lirios
se alza gallardo
y vestir intentara el alto monte
para el paso de aquel Crucificado
de dulce rostro muerto
en la docente puerta sevillana.
De Pascua se ha vestido mi terraza,
Pascua florida,
una vez más, otro año,
para gritar al viento el gran mensaje:
¡¡¡Que vive aquel Jesús que sepultaron
en la tarde del Viernes de violencia
y negror de tinieblas!!!
¡Que vive, que es verdad!, aunque lo nieguen
los sabios ignorantes
y científicos necios, circunspectos,
instalados en el escepticismo,
base falaz de su falaz vivencia
de tan sólo animales racionales,
mas de espíritu obtuso,
que caminan derechos al abismo
sin fondo de la ausencia del Santísimo
que ha levantado a Cristo del sepulcro
y nombrado Absoluto
Señor y Juez del mundo y de los hombres.
¡Ven ya, Señor Jesús, haz Pascua eterna!,
¡Ven, Maranatha!,
que estamos esperando tu presencia
feliz, definitiva y te ansiamos
con ánimo impaciente,
cuantos te deseamos y buscamos
en el lóbrego piélago del mundo
que rechaza obsesivo tu realeza,
mas ya no puede
levantarte de nuevo en el Calvario
porque vives por siempre,
Tú, vencedor Viviente,
por siglos infinitos, ya sin tiempo.
Úbeda, 15 abril, Martes Santo, 2025.