Luis Arroyo Galán-Inventor de la Telemática
Como sucediera con los grande equipos, nadie supo anticipar la difusión e impacto del ordenador personal. Tampoco supieron predecir que aquellas inocentes e insignificantes maquinitas llegarían a transformar la forma en que los seres humanos veníamos comunicándonos desde la aparición del teléfono.
Al igual de lo que sucediera con el ENIAC, una serie de innovaciones e inventos acaecidos acá y acullá , de repente se transforman, como por arte de magia, en el cacharro más electrónicamente complejo que pudiera salir de un laboratorio.
El primer microordenador
Las revoluciones acaban por armar mucho ruido, pero en sus inicios no suele haber truenos anunciadores, sino que del aparente silencio se pasa al estruendo más ensordecedor sin solución de continuidad.
En el mes de febrero de 1975 dos veinteañeros ponen a punto una versión del lenguaje BASIC después de ocho semanas ininterrumpidas de esfuerzo. Esto ocurre en la sede central de la empresa MITS, creadora del primer microordenador, el Altair, que por no tener, no tenia ni teclado ni pantalla.
Bill Gates con diecinueve años y su amigo Paul Allen con veintidós, habían sido capaces de preguntarle a la máquina cuanto eran dos más dos y esta, muy obediente, contestaría que cuatro.
El Altair se compraba por correo al módico precio de trescientos noventa y siete dólares, y la hazaña de Bill y Paul consistió en desarrollar un compilador que cabía en un chip.
Computer-in-a-chip
Cuatro años antes , el ingeniero Ted Hoff de la empresa Intel, había sido encargado de atender el pedido realizado por la compañía japonesa Busicom, consistente en el diseño de los circuito de una calculadora de bolsillo.
Dos alternativas se le presentaban al joven Ted. La primera consistiría en ensamblar la microelectrónica necesaria para realizar las operaciones, solución hardware. La segunda, aprovecharse de los elementos de memoria desarrollados por su empresa y grabar en ellos las instrucciones necesarias, solución software.
Al inclinarse por esta última, Ted Hoff inventaría el “Computer-in-a-chip” al que todos llamarían microprocesador.
Consciente de la transcendencia del hallazgo, Intel devuelve a Busicom los sesenta mil dólares que esta había adelantado con el encargo. Decide quedarse con una patente que, al cabo de unos años., colocaría a Intel en la cúspide del ranking de fabricantes de microelectrónica.
Comparada con el teléfono, la válvula de vacío y el aeroplano, esta inteligente miniatura protagonizaría la revolución informática durante más de tres lustros. Esto supuso la entrada de los ordenadores en todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas.
Apple
En la primavera de 1976 se crea la empresa Apple Computer Company, y sus fundadores, Steve Jobs de veintiún años y Steve Wodniac de veintitrés, habían escrito también una versión del lenguaje BASIC. Esta vez para el microprocesador de MOS Technologies, empresa desgajada de Motorola.
La máquina que Apple iba a comercializar no era otra que el Apple I, equipo que estaba dotado de una placa de circuitos y una pantalla de TV opcional.
Una vez que el concepto de ordenador personal cala en el publico se suceden los inventos para hacerlo más potente y amigable. Así, la firma Shugart Associates automatiza la carga del Sistema Operativo. La carga manual en el Altair suponía unos treinta mil movimientos de interruptores externos.
Gary Kildall desarrolló el primer Sistema Operativo para discos al que bautizó como CP/M.
Dan Bricklin y Bob Frankston diseñan y desarrollaron el producto estrella de la ofimática durante años, Visicalc, una hoja de cálculo para el Apple II.
En 1980, Apple sale a bolsa por cien millones de dólares, una de las ofertas más importantes que Wall Street hubiera hecho nunca.
La revolución del PC
La revolución del PC, nombre dado por IBM al ordenador personal, fue posible por una adecuada mezcla de fenómenos tecnológicos y sociales.
De los primeros ya hemos hecho una breve enumeración. En cuanto a los segundos habría que referirse al apetito desmedido de potencia de proceso que siempre tenían los estudiantes norteamericanos.
La aparición de los “minis” de DEC, y el “time-sharing” desarrollado en el Dartmouth College, mitigarían en parte el problema. Esas tecnologías ponían al alcance de las organizaciones docentes el acceso a la informática a bajo precio.
Gates, Allen Jobs y Wodniac, podrían ser catalogados, con todos los honores, como auténticos forofos digitales. Estaban dispuestos a cualquier sacrificio con tal de que los usuarios pudieran recibir su ración diaria de ordenador.
Una vez en el mercado, el PC acapararía la atención de adictos y aficionados que se servían de él sobre todo como juego y como terminal idóneo para el correo electrónico.
Por lo que se refiere a Estados Unidos, tanta fiebre computadoril tendría mucho que ver con la decisión tomada en su día por las autoridades docentes en cuanto a integrar el lenguaje BASC como asignatura obligada en las escuelas.
2 comentarios en «Los jóvenes binarios»
Aquellos jóvenes binarios crecieron para convertirse en hombres binarios y tuvieron descendientes que son sus respectivas versiones 2.0 y 3.0. Pero en algún punto se interrumpió el flujo del conocimiento tecnológico y, hoy, en pleno siglo XXI y en plena era digital, nos encontramos con familias compuestas por jóvenes binarios o, cuando menos, digitales, y adultos analógicos separados por una brecha profunda de comunicación. Son adultos analógicos descolocados ante las ciudades inteligentes, desquiciados por la administración electrónica y paralizados por la vida digital que no han podido digerir. He ahí un desafío más complejo que la futura subsistencia en Marte-
Ana, tienes toda la razón. Al gobierno este tema nunca le ha interesado. Afortunadamente hay algunas fundaciones y ONG’s que se ocupan de salvar esta brecha digital. De entre estas me permito señalar a Cibervoluntarios que recientemente ha cumplido sus 20 años de actividad.