A continuación trascribo literalmente el editorial publicado en El American, con fecha 19 de febrero de los corrientes.
Creo que este tema es de sumo interés en relación con las políticas que nuestro gobierno comunista viene aplicando en los últimos años.
El editorial de El American
Mientras el mundo se prepara para la aparente invasión a Ucrania por parte de Rusia, en Occidente son muchos los que parecen no entender la despreciable naturaleza del autoritarismo. Rechazan, con razón, las políticas de Putin o Jinping, pero se las arreglan para justificar la adopción de directrices autoritarias en las democracias liberales.
Esta semana, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, llegó a congelar las cuentas bancarias de sus opositores más visibles (los llamados miembros del “Convoy de la Libertad”) argumentando que tienen “opiniones inaceptables.” Si bien es cierto que contados manifestantes han sido violentos, el hecho de que el jefe de un gobierno llegue a discriminar lo que es “aceptable” de lo que no lo es debería indignarnos a todos.
¿Puede una nación seguir siendo libre cuando sus ciudadanos no comprenden la esencia de la libertad?
En el otro lado del espectro, nos encontramos con personajes públicos como Elon Musk (al que he defendido a ultranza) compartiendo memes de Hitler en los que se lee “Dejen de compararme con Justin Trudeau, yo tenía un presupuesto”. Aunque aprecio un toque de sentido del humor, sobre todo cuando se habla de política, la reductio ad hitlerum está rebajando los debates significativos y profundos. Por suerte para nosotros, no todo el mundo es como Hitler, no todo el mundo es como Stalin, no todo el mundo es como Mao. Y esto incluye a las personas con las que más discrepamos.
Que tengan un buen fin de semana,
Priscila Guinovart
Editora