Siglos tenían que transcurrir para que España se colocara a nivel mundial a la cabecera de todos los ranking de superación de récords negativos, y ello ha sido posible gracias a la llegada del Sanchismo.
Todo comenzó con la moción de censura que le regaló a Sánchez el sillón de la Moncloa. ¿Se imaginan ustedes que pudiera existir un país auténticamente democrático en el que el partido con la menor minoría de todos los tiempos se aliara con los enemigos declarados del susodicho país, (comunistas, independentistas, golpistas y terroristas) con el fin de organizar un gobierno de muy hipotético progreso.
Y qué me dicen de alguien que, una vez ganada su posición dominante, decide hacer todo lo contrario de lo que prometió en campaña?. Sánchez desarrolló su actividad preelectoral vestido de socialista liberal, pero tomó posesión de su cargo enfundado en el uniforme social comunista que le proporcionó su aliado de progreso, el ínclito Catedrales, bien conocido en las pantallas separatistas de quienes luchan por ser nuestro país vecino, ahora con la ayuda inestimable del gobierno.
Lo más antinatural del mundo, nombrar Fiscal general a una exministra y miembro activo del partido gobernante garantizando así la impunidad absoluta para el gobierno y sus miles de asesores, fueren cuales fueren sus delitos contra la legislación vigente. Ante las demandas presentadas por la gestión de la pandemia, criminal para muchos, la Fiscalía dio carpetazo con un único informe a más de veinte causas abiertas contra el gobierno por sus acciones anti pandemia indiciariamente delictivas.
Ya se nos ha llegado a convertir como irrelevante el hecho de que la mentira del presidente y de todo su gabinete se haya convertido en el único lenguaje del gobierno con la ciudadanía. El Sanchismo presenta constantemente datos absolutamente falsos o totalmente manipulados, promesas incumplidas, tergiversaciones, ocultaciones y, también, sobre exposiciones de hechos irrelevantes o inexistentes.
Del desastre económico que padecemos y del que se nos avecina, mejor no hablar, porque nos llamarían catastrofistas dado que, en las doctas, claras y verídicas expresiones presidenciales, vivimos en el mejor de los mundo y nuestro poder adquisitivo evoluciona pero, desafortunadamente, en dirección contraria a la del IPC.
La lista de desaguisados Sanchistas es tan abultada que Carlos Herrera ya habla de algo así como “la fechoría de cada día”.
¿Es esto lo que nos hace diferentes de Europa? Nada mas lejos de la realidad porque gobiernos con buenas y muy malas actuaciones los ha habido y habrá siempre. Lo realmente inusitado, es que toda una sociedad lleve comportándose mas de tres años como un auténtico rebaño de ovejas interesadas únicamente por su avituallamiento diario y, además, con una actitud super silenciosa.
Entre las múltiples razones que podrían justificar esta inexplicable diferencia de comportamiento social con nuestro entorno, vamos a presentar las cuatro que nos parecen como más plausibles.
1. En España, vivimos en una sociedad orwelliana.
En Occidente , más de las tres cuartas partes de los medios de comunicación y sus profesionales están bastante escorados hacia la izquierda, si a esto le añadimos el fraudulento empleo de incentivos económicos y de cualquier otro tipo que utilizan los gobiernos, nos encontraremos con lo que sucede en España. Más del ochenta por ciento de los medios de alcance nacional actúan al servicio de las tesis y políticas gubernamentales. RTVE, El País, la SER, la Sexta y el CIS (aunque no sea un medio de comunicación como tal, debe tenerse en cuenta que muchas de sus actuaciones poseen similar naturaleza) son los medios de comunicación que le garantizan a Sánchez el monopolio de la información, sin el cual la mentira y el oscurantismo no podrían ser las prácticas de comunicación practicadas por su Sanchidad.
2. Incultura en grado sumo
Nos estamos refiriendo a la incapacidad de discernimiento y de reflexión, que comporta la ideologización de todo el hacer social, e incluso, individual. El barullo comunicacional generado por las RR.SS. es una buena muestra de lo que estamos afirmando. Las muy mal llamadas conversaciones enredadas, no son otra cosa que píldoras indigestas, para el que las fabrica y el que las consume, sobre temas que ninguno de los conversantes parece conocer medianamente. Los populismos imperantes son, entre otras razones, el fruto de periodos de ideologización brutal en escuelas y medios de comunicación.
3. La clase dirigente no está ni se la espera
Las jaulas de grillos en las que se han convertido casi todos nuestros parlamentos son una buena prueba de lo que estamos afirmando. Con honrosas excepciones, la mayoría de los parlamentarios carece del mínimo nivel cultural que debería exigírsele a cualquier representante político. Las discusiones parlamentarias han quedado reducidas a letanías jocosas de frases más o menos originales, todo, menos analizar, evaluar y proponer soluciones a los problemas de la ciudadanía.
4. Una Oposición cortoplacista
Las ultimas elecciones autonómicas han constituido el denigrante espectáculo de una no-oposición incapaz de haber formado un frente común contra el único enemigo del país, el Sanchismo. No, no estamos hablando de crear una nueva fuerza política, sino de buscar terrenos en los cuales los tres partidos, sin perder un átomo de su propia personalidad, pudieran actuar de forma integrada contra los falaces argumentos Sanchistas. Triste espectáculo el de Vox en las ultimas elecciones andaluzas, presentándose como aliado imprescindible del PP, y ya sabemos en que acabó todo. Lamentable la pérdida de la mejor parlamentaria de la escena patria; cariñoso saludo a Macarena Olona por sus brillantes actuaciones frente al Sanchismo.
Con motivo del siniestro pacto Sanchismo-Bildu para conformar la nueva memoria antidemocrática, Núñez Feijóo afirmó que en cuanto el PP volviera a la Moncloa, esa ley sería derogada. Pero, Don Alberto, ¿Quién nos garantiza que en España se vayan a celebrar elecciones libres y democráticas a corto/medio plazo? ¿Es que Sánchez no se salta a la torera un día sí y otro también la legislación vigente? En esta ocasión, como en tantas otras, la no-oposición se limita a poner el acento en la siguiente convocatoria a las urnas.
Si los hados no nos son propicios, y no están obligados a ello, cabe la posibilidad de que pudiéramos pasar a la historia como el segundo país próspero y democrático que en menos de un quinquenio abandona la senda democrática para adentrarse en la procelosa senda del comunismo bolivariano.
Si grave es la falta de espíritu de estado de la oposición, no lo es menos contemplar a toda una sociedad que se limita a inclinar la cerviz ante los desmanes del Sanchismo, que afronta la escalada de precios más empinada de toda la UE sin decir ni pio, que soporta la más elevada tasa de paro, que arrostra las consecuencias de una política impositiva demencial, que permanece impasible ante los desmanes energéticos del Sr. Sánchez, y que no se para a pensar sobre el lúgubre panorama que el Sanchismo le va a dejar tanto a él mismo como a sus hijos y nietos.
¿Por qué ese empeño de Sánchez en no dictar una sola ley que beneficie a todos los españoles y, si ello fuera posible, en igualdad de condiciones para todos?