Mi futuro profesional en una vitrina

Mediante el acuerdo al que había llegado en el cónclave familiar celebrado en la cocina, en septiembre de 1957 cogí mi petate y me marché a Madrid para cursar los estudios de ingeniero de telecomunicación.

Para las familias no residentes en la capital, las dificultades económicas para dar carrera a sus hijos no provenían de los costes de matriculación, sino de los inherentes a la manutención y alojamiento.

En los aledaños de las universidades se habían ido construyendo edificios que albergaban Colegios Mayores, donde los estudiantes además de manutención y alojamiento disfrutaban de toda una serie de actividades culturales y lúdicas, complemento ideal de sus estudios universitarios.

Como mis padres no podían hacer frente al coste de esos centros, consiguieron plaza para los dos hermanos en un pequeño-Colegio-Mayor.

La asignación mensual que recibía para mis gastos, malamente me permitía disfrutar de algún pequeño divertimento con mi novia. La solución? buscarme unas clases particulares.

Y tuve la suerte de que el padre de una familia acomodada y numerosa, me encargara clases de matemáticas para dos de sus hijos.

Todas las tardes me subía a un autobús que me dejaba en la Puerta de Alcalá para andar luego hasta el domicilio de mis alumnos caminando por la acera derecha de la calle Serrano.

Me llamaba mucho la atención una enorme vitrina, ubicada en la otra acera, que dejaba ver una especie de máquina que tenía luces parpadeantes de distintos colores y manejada por un señor embutido en una bata blanca.

Un día decidí cruzar la acera para ver de cerca el tal artilugio y en la esquina descubrí un gran letrero luminoso que decía IBM.

Un compañero de carrera enteradillo me informó que el cacharro luminiscente era un “cerebro electrónico“, y que el principal fabricante a nivel mundial de esas máquinas no era otro que IBM.

Aquel día tomé la decisión que cambiaría de forma radical mi futuro telecomunicante, pues decidí entrar en el mundo de los ordenadores.

Informática y telecomunicaciones unidas en mi futuro profesional.

La semilla quedaría definitivamente plantada unos años más tarde.
10/10/2021

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