LA QUINTA DEL BIBERÓN


Ésta podría ser la historia de un muchacho de 18 años a quien la guerra le arruinó
lo mejor de su juventud.
La República en dificultades
En el año 1938 la República tenia graves dificultades, estaba perdiendo la guerra
y decidió movilizar una nueva quinta, la de los jóvenes que cumplían los 18 años
en dicho año. Mientras que en los primeros días de la rebelión franquista muchos
revolucionarios entusiastas o simples defensores de la democracia y de la
república acudieron a defenderla con las armes en la mano, al poco tiempo
cuando se vio que la rebelión no se controlaría fácilmente se empezaron a llamar
a quintas para ir formando un ejército regular que pudiese enfrontarse con el
franquista. Entre los refractarios a la República, algunos convencidos de que la
confrontación duraría poco con la victoria de los franquistas se ocultaron para
escapar de la movilización evitando tener que ir al frente. Esta apreciación ha sido
una constante en todas las guerras: creer que la confrontación duraría unas pocas
semanas, por supuesto con el triunfo del bando propio..
Pasado el período inicial, quienes iban a ser movilizados en sucesivas quintas,
previendo que el conflicto iba para largo, no querían correr el riesgo de ser
declarados prófugos y fusilados si eran descubiertos por lo que aceptaban la
incorporación forzosa al ejército.
Movilizados los 17 años
Los rumores acabaron por confirmarse: los jóvenes nacidos en el año 1920 fueron
llamados a filas a finales de abril de 1938, cuando el ejército de Franco entraba en
Catalunya por Lleida.
Llegada la orden de movilización al barrio barcelonés de Sants, se incorporaron
entre amigos y conocidos 10 muchachos del mismo. Solo la mitad de ellos
regresaría a casa.
Ya no tenían intención de ocultarse porque ahora la idea de que la guerra duraría
poco y que por Navidades estarían en casa hacía tiempo que se había
desvanecido.
Período de instrucción y llegada al frente
Incorporados en Tàrrega el día 1 de mayo, pasaron sucesivamente por Guimerá,
Granadella y otros pueblos de la comarca dando vueltas en largas marchas a pie
hasta llegar a Montgai, recibiendo instrucción militar durante menos de cuatro
semanas. En Assentiu fueron destinados a primera línea del frente, pasando
pocos días después a la tercera línea (alguien debió apiadarse de aquellos
jóvenes e inexpertos soldados). Pasados los meses de mayo, junio y julio
recorriendo pueblos de Lleida y Tarragonas en largas y extenuantes jornadas, mal
equipados y mal alimentados, llegaron finalmente al frente del Ebro donde se
estaba librando la más sangrienta batalla de toda la guerra.
El frente del Ebro
Allí tuvieron de todo: ataques desesperados y períodos estables. Sabían la
inminencia de un ataque porque en la cena del día anterior recibían una buena
ración de alimento y un buen trago de un licor conocido como “saltaparapetos”,
versión cutre del estimulante que más tarde en la II GM los alemanes y los aliados
emplearían con píldoras de anfetaminas.
Lo más estremecedor de la lucha era, después de un ataque frustrado, oír los
gritos angustiosos de los agonizantes que en tierra de nadie invocaban a su
madre sin que nadie pudiera acercarse para prestarles ayuda.
Cuando las penurias ordinarias son peores que el fuego enemigo
La sed, el hambre, los parásitos y las largas marchas eran peores que los
disparos del enemigo. Poco a poco estas penurias iban degradando las
condiciones de vida y afectando la propia dignidad humana.
No tan sólo eran los soldados quienes pasaban penuria; en una ocasión el grupo
de nuestro joven soldado se acercó a una masía alejada para pedir agua; menuda
contradicción: al lado del mayor río de la península se podía pasar sed. La
payesa, conmovida, les dijo: “no os puedo dar agua porque apenas tenemos para
nosotros, pero os puedo ofrecer todo el vino que queráis”.
También puede haber humanidad en el frente
Un día en que el frente estaba tranquilo a nuestro joven le tocó ir a por uvas e
higos en tierra de nadie para tratar de aplacar el hambre que sufría el grupo.
Arrastrándose por tierra supuestamente a cubierto del fuego enemigo llegó a
subirse a una higuera y oculto entre las hojas empezó a recolectar higos y
mientras se comía una oyó una voz del otro bando que decía “¿qué, están
buenas rojillo?”. Aquel soldado enemigo que no le conocía de nada tal vez
pensaba que no tenía porqué odiarlo, que podía haberlo matado de un tiro, pero
que no era un asesino de sangre fría y que delante tenía gente como él, con sus
mismos pensamientos, sus mismas carencias y el mismo deseo de volver a casa.
Un compañero muere en sus manos
Durante un breve permiso acudió a ver aun compañero herido grave que estaba
ingresado en el más cercano hospital de campaña. Cuando nuestro joven llegó y
su amigo que sabía que se estaba muriendo le vio y sabiendo que era de fuertes
convicciones religiosas le pidió que le ayudase a reconciliarse con Dios. Él le
ayudó a rezar el Credo y su amigo murió dulcemente reconfortado mientras le
cogía la mano. Ambos hacía pocos días que habían cumplido los 18 años.
Primer permiso para ir a casa
Cuando el ejército republicano se replegaba tras el fracaso de la batalla y
después de pasar por la escuela de cabos, el día 1 de diciembre consiguió un
breve permiso para ir a Barcelona con el fin de ver a la familia. Pasó por
Tarragona y de regreso de Barcelona pasó sucesivamente por Tàrrega, Montgai,
Cubells y fialmente Balaguer donde fue destinado nuevamente a la primera línea
de fuego.
Prisionero de los nacionales (franquistas)
En la zona de Balaguer, en pleno repliegue del ejército de la República,
definitivamente perdida la guerra, decidió quedarse retrasado para dejarse
capturar por los franquistas. Esto no significó el fin de sus penurias sino el
comienzo de otro tipo de sufrimientos en un largo peregrinaje por campos de
concentración de la península.
A la espera de un aval
Desde S. Juan (cerca de Zaragoza) pasó a Pamplona, Burgos, Plasencia,
Tembleque, Murcia, Castro Urdiales, Santoña y Santander en el transcurso de
1939 a la espera de un aval que lo librara como prisionero, aval que nunca
llegaba. En los campos de concentración se pasaba hambre, como también lo
pasaba una buena parte de la población civil.
Los prisioneros a la hora de comer pasaban la mitad del tiempo eliminado los
bichitos de las lentejas. A veces se permitían una distracción que consistía en en
narrar unos a otros con todo tipo de detalles que se zampaban un ágape
pantagruélico; era un juego de imaginación, casi pornográfico, acerca de cómo
gozarían de una buena comida.
La desmovilización que nunca llegaba
Finalmente gracias a la ayuda de un familiar, importante miembro de la iglesia, fue
liberado e inmediatamente reclutado por el ejército franquista: estaba en edad
militar y debía prestar servicio; así empezó una larguísima etapa cuartelera que
duraría hasta junio de 1944.
Europa se desangraba en la más cruel guerra de su historia y hasta muy
avanzado el año 1943 no se descartó que Franco entrase en guerra al lado de
Alemania para hacerse con el botín que en el nuevo mundo que Hitler quería
configurar y parecía ofrecer a sus aliados. Afortunadamente no fue así y Franco
fue moderando sus aspiraciones cambiando su neutralismo escorado hacia
Alemania por una línea cada vez más pro-aliada y un creciente anticomunismo
que más adelante le daría unos buenos dividendos.
La vida cuartelera
Los años pasados en cuarteles entre 1939 y 1944, con un breve período de
licencia en abril de 1942 seguida de una nueva movilización en noviembre del
mismo año se hicieron eternos.
La vida cuartelera era denigrante. La oficialidad estaba basada en ascensos por
méritos de guerra (de hecho la mayoría era a base de los que no había perecido
en ella); solían ser brutos e ignorantes puesto que los que tenían mejor nivel
educativo habían ascendido a niveles más altos en el escalafón militar. Entre los
suboficiales y cabos el problema era aún mayor. El alcoholismo estaba
omnipresente así como la escasa calidad humana, bajo nivel educativo y cultural
de los mandos en casi todos los niveles.
La difícil adaptación a la vida civil
Después de una guerra que arrebató la mejor y más decisiva etapa de la juventud no
es de extrañar que los afectados saliesen fuertemente traumatizados. Si a ello
añadimos la larga permanencia en los ambientes degradantes de los cuarteles es
lógico que todo ello afectase al retorno a la vida civil. En el caso que estamos
siguiendo, le provocó una profunda depresión hasta el punto que deseaba hacer una
vida aparte de la sociedad, volcándose plenamente en el trabajo y huyendo de
cualquier contacto social o familiar.
La salida de las tinieblas
Su padre no le permitió tal aislamiento y poco poco, ayudado además por el
conocimiento de una chica de la que se enamoró, le permitió salir del pozo en que
había caído y emprender una vida normal a pesar de que nunca llegó a superar
completamente el trauma sicológico que le supuso aquella experiencia.
¿Un ejemplo típico de combatiente de la quinta del biberón?
Esta historia podría ser una narración ilustrativa de la vida de campaña y
posguerra de uno de los jóvenes de la quinta de 1938 conocida como la quinta del
biberón, convocada para luchar al lado de la República en la batalla del Ebro y ser
desmovilizado 6 años más tarde, pero este caso se trata de la historia de un caso
real: la de Ramon Roca Segú, mi hermano mayor.
Patria, patriotismo y patriotas
Desde entonces y en el resto de su vida, mi hermano Ramon cada vez que oía
mencionar las palabras patria o patriotismo se indignaba y se diría que le salía
una especie de sarpullido por todo el cuerpo.
Las tres Españas
Paul Preston explica que e la Guerra Incivil del 1936-1939 no combatieron las dos
Españas que mencionaba Machado sino tres: la de los extremistas de derechas, los
extremistas de izquierdas y los que querían una República moderna y progresista que
rescatase España de su retraso, aislamiento y obscurantismo seculares; estos últimos
fueron los verdaderos perdedores de la contienda.

A modo de aviso para navegantes:

Definiciones
Patria:
RAE: 1.- Tierra natal o adoptiva ordenada como nación a la que se siente ligado
por vínculos jurídicos o afectivos.
Patriotismo:
RAE: amor a la patria
Patriota:
RAE: que tiene amor a la patria y procura su bien
Patriotero:
RAE: que alardea excesiva e inoportunamente de patriotismo
Nación:
RAE: 1.- Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo Gobierno
3.- Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan
un mismo idioma y tienen una tradición común
País:
RAE. 1.- Territorio constituido en Estado soberano.
2.- Territorio, con características geográficas i culturales propias, que
puede constituir una entidad política dentro de un Estado.
RAE: Conjunto de órganos de gobierno de un país soberano.

RAE: Real Academia Española de la lengua (Diccionario de la lengua española)

Aforismos
El patriotismo es el último refugio de los canallas (Samuel Johnson s. XVIII).
La guerra es un lugar donde jóvenes que no es conocen y no se odian se matan entre sí, por la
decisión de viejos que es conocen y se odian, pero no se matan. (Erich Hartman 1922-1999).

Francesc Roca
Sant Feliu de Llobregat
22-2-2019

Revisado: 1-10-2025

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