EL NEGOCIO DE LA GUERRA

Consecuencias del negocio de la guerra

Si la guerra no fuera negocio, los conflictos armados no durarían indefinidamente; los pueblos no pueden soportar indefinidamente las desastrosas consecuencias de los mismos.

Del oxímoron a las afirmaciones sin sentido

Guerras justas y guerras injustas.

El oxímoron de la guerra humanitaria: humanizar la guerra es tan incongruente como pretender humanizar el asesinato.

Las leyes de la guerra pretenden minimizar los supuestos males innecesarios y son tan viejas como la propia guerra.

Visto con perspectiva nos parecería absurdo proclamar leyes para que los asesinatos fuesen lo menos lesivos posibles para las víctimas o para su entorno, pero en cambio nos parece normal en el caso de la guerra.

«El viejo profesor» y les promesas electorales

Tierno Galván, el Viejo Profesor, dijo una vez, no sé si en un acto de sinceridad o de cinismo que «las promesas electorales se hacen para no cumplirlas». Esta afirmación se puede aplicar también a las leyes de la guerra: se hacen para no cumplirlas.

El porqué de la guerra

La guerra tiene como a finalidad imponer por la violencia, tan necesaria como sea preciso, la voluntad de un bando sobre el otro y con esta finalidad se emplean todos los medios disponibles antes que aceptar la derrota.

El mito de la guerra rápida

Casi todas las guerras han llevado a la lucha a muchos hombres convencidos de que sería una guerra de corta duración y que en pocas semanas volverían a sus hogares: “¡por Navidad, todos en casa!” pero han sido contadísimos los casos en que esto ha sido así.

La respuesta proporcionada

Alguien deberá explicarme muy bien qué se entiende por una respuesta proporcionada a una agresión y cómo encajan en ella los episodios de los bombardeos de Dresden o de Hiroshima en la II GM o la destrucción de Gaza o de territorios del Líbano en la actualidad.

Luchar hasta el final

Cuando se emprende una guerra se emplean todos los medios disponibles para ganarla y  si es preciso se utilizan medios de destrucción masiva justificándolo como una búsqueda del mal menor.

El falso pretexte de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima era que la prolongación de la guerra causaría muchas víctimas entre los soldados de los USA y de la población japonesa con la ocupación del Japón para acabar ella.

La verdaderas razones fueron, por una parte, que se quería acabarla cuanto antes para pararle los pies  a la URRS quien habiendo entrado en guerra contra el Japón iba ocupando cada vez más territorio a su favor y por otra que se quería demostrar a los soviéticos que los USA poseían una poderosa arma que los convertía en el ejército más  poderoso del mundo.

De qué sirvieron las leyes de la guerra en todos estos casos?

Héroes, malvados, genocidas

La historia cualifica de diferente manera a los vencedores y a los venidos y esto se manifiesta claramente cuando quienes la describen son los vencedores.

No hay ninguna duda de que Hitler fue un líder execrable y nefasto tanto para Alemania como para todo el mundo como asís lo ha confirmado la historia.

Pero ¿cómo se habría calificado a W. Churchill, el político que ordenó la destrucción de Dresden cuando Alemania ya estaba derrotada, así como muchos otros bombardeos brutales injustificables, si los aliados no hubiesen ganado la guerra?

Churchill fue un criminal de guerra como lo fue Franco en la campaña española de África o a la Guerra Civil; una diferencia fundamental consiste en que Franco también fue un criminal de post-guerra, cosa que no ocurrió con Churchill.

El terrorismo: la tecnología militar de los pobres

Patriotas o terroristas?

El terrorismo, como la guerra de guerrillas, es tan antigua como la propia guerra y  se califica de una u o otra manera según  quien la describe.

Así, los combatientes de la Resistencia francesa contra los nazis en la IIGM eran unos patriotas  según los franceses libres o unos terroristas según los alemanes y los colaboracionistas de Vichy. Lo mismo ocurrió durante la guerra del francés en la España de 1812 o con la lucha actual entre Hamás e Israel.

El terrorismo o la guerra de guerrillas es la tecnología militar de los que no tienen recursos económicos para enfrontarse a unos enemigos ben equipados sea por medios propios o con la ayuda de otras potencies con intereses en el conflicto.

Retornar el verdadero nombre a las cosas

Emulando al poeta Salvador Espriu «cal retornar-vos el nom de cada cosa»,

si la guerra es el más gran negocio del mundo, por encima del de la droga o de otros grandes negocios inmorales o ilegales, si detrás de muchas guerras, declaradas o no, hay finalidades ocultas por parte de grandes potencias aparentemente ajenas, se hace preciso llamar a las cosas por su nombre, como sugiere Espriu.

¿Acaso hay mayor despropósito moral para la humanidad que equipar un país en lucha con otro, o incluso a menudo equipar a ambos contendientes con un arsenal ofensivo altamente sofisticado para a continuación equiparlos con sistemas aún  más sofisticados para a defenderse de los primeros?

Si un alienígena llegase hoy a la Tierra y viese todo esto opinaría que el hombre está loco.

Lo absurdo de la guerra

Si dejamos de lado las guerras de independencia o de conquista (expansión) que requieren un tratamiento aparte, vemos que la mayoría de guerras responden a  una tipología que se repiten continuamente:

Guerras encadenadas.

Si analizamos las guerras que durante un siglo sufrieron Francia, Alemania y sus respectivos aliados tenemos las siguientes:

          1870 – guerra franco-prusiana

          1914 – 1918 –  I Guerra Mundial

          1939 – 1945 – II Guerra Mundial

Ninguna de estas guerras resolvió los supuestos motivos que fueron el factor desencadenante; esta insatisfacción de la parte derrotada fue el motivo del inicio de la guerra siguiente.

En todas siempre ha habido beneficiarios que se han aprovechado de ellas, a menudo sin haber participado directamente.

Quien gana y quien pierde en una guerra

Si dejamos una vez más de lado las guerras de expansión o de conquista que tenían una finalidad muy clara, ha habido muchas otras en las que los supuestos vencedores han salido casi todos tan  perjudicados como los perdedores, pero en todas ellas siempre aparece una invariable: los grandes beneficiados han sido los fabricantes de armas y los (re)constructores; y ha sido el pueblo llano el que ha padecido con pérdida de vidas, graves traumas físicos o sicológicos, destrucción de patrimonio… etc., el auténtico perdedor.

Epílogo

A la vista de lo analizado anteriormente es francamente difícil pensar que el final de los actuales conflictos de Gaza y de Ucrania, así como de otros de menor repercusión mediática, estén cerca de alcanzarse. Eso sí: tal vez alguno de los protagonistas consigan el premio Nobel de la Paz como lo consiguieron en el pasado algunos  personajes nefastos que la historia ha acabado por desenmascarar.

Francesc Roca

Sant Feliu,

2-10-2024

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