Un teleco abulense en Barcelona

DE LA TORRE EIFFEL AL LAPIZ (Pº DE GRACIA-DIAGONAL, BARCELONA)

A principios de diciembre de 1964 firmé un contrato de trabajo con la multinacional francesa de ordenadores, Bull, para incorporarme a su plantilla en enero del siguiente año con la categoría laboral de Ingeniero de Sistemas. Se me ofreció también la realización de un curso de formación que tendría lugar en las oficinas centrales de la empresa ubicadas en la ciudad de París.

A finales de aquel mismo mes de diciembre, y previa autorización del General de Gaulle, a la sazón presidente de Francia, la multinacional norteamericana GE compró Bull, con lo que quedaría constituida una nueva multinacional de ordenadores, Bull-GE.

Mi contrato pudo mantenerse porque la filial española coservó su denominación social SABE (Sociedad Anónima Bull de España), modificando únicamente su nombre comercial. Por entonces, IBM colocaba en las paredes de sus oficinas unos pequeños carteles con la palabra THINK. Para los BULLeros de aquella época, una de las frases comerciales preferidas no era otra que decir: “IBM think pero Bull sabe”.

Mis condiciones de trabajo se mantuvieron en su totalidad, salvo en una no pequeña cuestión. El curso de formación previsto para ser impartido en París quedó trasladado a Barcelona, a las oficinas que Bull-GE tenía instaladas en un edificio ubicado en la plaza, por aquel entonces llamada, Plaza de la Victoria, en la intersección de La Diagonal con el Paseo de Gracia, y en cuyo centro se encuentra el obelisco que recibe el nombre de “lapiz”, inaugurado el 12 de abril de 1936 en homenaje a Francesc Pi i Margall, segundo presidente de la I República Española.

El viaje a Barcelona lo realicé en un avión Super Constellation de Iberia, dotado de cuatro motores de hélice y creo recordar que la duración del desplazamiento fue superior a las dos horas. En aquella ocasión celebré mi bautismo aéreo que, por trabajar durante más de veinte años en empresas multinacionales, sería el preludio de un centenar de vuelos más.

En aquel curso de formación participó otro Ingeniero de Sistemas, Alberto (recuerdo perfectamente sus dos apellidos, Ll y B, pero al no haber podido contactarle antes de publicar este escrito, he decidido preservar su confidencialidad) nacido en Barcelona, y que, también, acababa de incorporarse a Bull-GE. El mismo día que se iniciaban las charlas quedamos en vernos en la calle Aragón y desde aquel momento, mi colega se convertiría en un auténtico guía que me enseñó todo lo interesante que ver en Barcelona y sus alrededores, además de facilitarme el disfrute de la exquisita cocina catalana. Alberto fue mi primer amigo profesional.

Durante aquellas jornadas tuvimos ocasión de aprender todo lo relativo a los aspectos técnicos de la serie de ordenadores de 3ª Generación (3G), GE-400, y sus lenguajes específicos de programación BAL (Basic Assembly Language) y MAL (Macro Assembly Language), este último con una estructura idéntica a la del COBOL. Junto con estos conocimientos participamos en sesiones dedicadas a las diferentes fases en las que se desarrollan los procesos de informatización de las empresas.

El ejercicio de final de curso consistió en la elaboración de una serie completa de programas para informatizar la nómina de una empresa. Los progamas relativos a cada fase deberían redactarse en MAL.

ESQUÍ ACUATÍCO EN SALOU

En los años 70’s se incorporó a la empresa un nuevo Ingeniero de Sistemas, Pedro Navarro, barcelonés con una amplia formación en gestión empresarial. Sus padres disponían de un hermoso chalé ubicado junto a la playa de Salou, ya por aquel entonces lugar de vacaciones preferido por veraneantes tanto españoles como extranjeros.

Por la amistad que acabaría surgiendo con Pedro, durante los veraneos con mi familia en Tarragona solía invitarme al chalé de Salou. En el puerto deportivo la familia Navarro tenía atracadas dos embarcaciones, una lancha fueraborda y un catamarán.

Por las mañanas solía acompañar a los hermanos Navarro en sus salidas en lancha para hacer esquí acuático. Yo solía esquíar el primero, y en plan de broma les decía que así ellos tenían la oportunidad de salvar sus vidas porque los tiburones me devorarián a mí y a ellos les dejarían tranquilos. También tuve oportunidad de hacer, con Pedro al timón, una travesía en catamarán hasta Cambrils, donde pudimos degustar, en un bar de su puerto de pescadores, unas exquisitas gambas.

Durante aquellos años tuve la oportunidad de dar algunas conferencias en Barcelona. Se me ocurrió la idea de iniciar mis charlas con unas palabras en catalán y Pedro tuvo la amabilidad de ofrecerme la siguiente frase: “estic molt content de tenir l’oportunitat de parlar-los en aquesta ocasió”, con la que yo siempre iniciaba mis intervenciones. Cuando ahora alguien me pregunta cuantos idiomas conozco, yo contesto que cinco: español, francés, inglés, italiano y catalán. ¡Anda ya!, de catalán no tienes ni idea; entonces yo les suelto lo del “estic molt content…” y se quedan apabullados.

MANUFACTURAS CAÑAMÁS BARCELONA S.L.

A mediados de los 70’s propuse a la dirección de la SSCI (Sociedad de Servicios y Consultoría en Informática) ENTEL, filial de Telefónica, la implantación en España del servicio INFONET ofrecido por la multinacionaal norteamericana CSC (Computer Sciences Corporation) con sede en Los Ángeles, California.

INFONET sería considerado como el antecesor de INTERNET pues ofrecia a sus usuarios los mismos tipos de servicios que este (local batch, remote batch, time-sharing y biblioteca de aplicaciones) a través de un ordenador Univac 1108.

Una vez aprobada mi propuesta por la dirección de ENTEL, fuí nombrado director de la Divisíon INFONET, y procedimos a contratar con Univac un ordenador 1108 para ser instalado en nuestras oficinas de Madrid y con el que prestar teleservicios a todo el país. También establecimos una filial en Milán, con la empresa de servicios informáticos Informática Distribuita, dedicada a la prestación del servicio INFONET en Italia.

Teniendo en cuenta el potencial ofrecido por las empresas barcelonesas, propuse la creación de una sucursal de INFONET en Barcelona para que se ocupara de la comercialización del servicio en Cataluña. Después del proceso de selección correspondiente, Antonio (Tony para la familia y amigos) Bravo fue nombrado Director de dicha sucursal, ocupándose de la contratación y montaje de las oficinas así como de la selección del personal que trabajaría en ellas.

La gran profesionalidad de Antonio le permitió crear un buen equipo de profesionales y realizar una gran labor comercial.

Manufacturas Cañamás fue el primer cliente conseguido por aquella sucursal. Se trataba de una empresa familiar fundada en 1950, dedicada a la confección de prendas de punto para niños bajo la marca “La Tortuga”. Posteriormente incluyeron en su lista de productos slips para hombres, y era frecuente encontrar en las paradas de autobús grandes fotos de modelos masculinos luciendo dicha prenda íntima en color blanco.

Durante mis frecuentes desplazamientos a Barcelona, Tony solía invitarme a comer a su casa donde establecí una entrañable relación con su mujer, Mariona, y con sus hijos, Tanit y David. También tuve la oportunidad de disfrutar de una semana de descanso con mi mujer, en el chalé que tenían cerca de la desembocadura del río Ebro.

Después de medio siglo mantengo idéntica amistad con la familia Bravo. A principios del pasado mes de marzo me desplacé a Barcelona para pasar el día con ellos, y tuve la oportunidad de disfrutar de un excelente almuerzo elaborado por Mariona con productos catalanes de temporada, en compañía de la familia al completo.

NOVÁTICA-REVISTA INFORMÁTICA (BARCELONA 1974)

A principios de 1977 la consultora multinacional DRP-E (Diebold Research Program-Europe) publicó un importante informe sobre las tendencias tecnológicas de aquellos años en el que anunciaba la convergencia que se venía produciendo entre la informática y las telecomunicaciones. Quizás por mi dualidad profesional, teleco e informático, y por haber introducido en España el servicio INFONET, a mí me pareció que aquel proceso ya había finalizado con la fusión/integración de ambas tecnologías en una sola.

Con esta idea escríbí un artículo en el que hablaba de las cinco fases en las que se había desarrollado el tratamiento atomático de la información: 1ª Tabulación; 2ª Proceso de datos; 3ª Informática; 4ª Teleinformática y 5ª La nueva tecnología que yo había inventado y a la que me faltaba darle nombre.

Después de muchos intentos se me ocurrió el término TELEMÁTICA y esta palabra fue el título del artículo que había redactado.

Para conseguir su publicación recurrí a la intervención de Antonio de la Hoz, a la sazón Relaciones Públicas de la división de INFONET, quien consiguió que se publicara mi artículo titulado TELEMÁTICA en el número de Mayo/Junio de 1977 de la revista catalana NOVÁTICA. Ocho meses más tarde, enero de 1978, se publicó en Francia el libro “L’informatisation de la societè“, escrito por Simón Nora y Alain Minc, en el que se hablaba de la telematique.

AL HABLA LA (LOS ÁNGELES-CALIFORNIA)

El pasado 3 de julio publiqué en estas páginas un artículo que llevaba por título “Andreu Veà, pasión por la tecnología, por ayudar a quienes ayudan y por hacer red” y que hacía mención al Premio Gaudí Gresol a la Notoriedad y a la Excelencia en Tecnología 2025 que se acababa de otorgar al magnífico profesional, y gran amigo, Andreu.

Allá por el final de los 80’s recibí una llamada telefónica de Andreu, desde LA, porque habia leído un artículo mío en el que afirmaba, entre otras cuestiones, que “Internet no hizo la mili”. En aquella conversación tambien hablamos de mi participación, como director del grupo de trabajo de Bull-GE, en el diseño y desarrollo de la RETD (Red Especial de Transmisión de Datos) que Telefónica había puesto en marcha en 1971, y que fue el primer servicio público a nivel mundial basado en una red de conmutación de paquetes.

Desde aquella conversación telefónica hemos venido mantenido una gran amistad, tanto personal como familiar, así como nuestra participación conjunta en diferentes proyectos tecnológicos. La presencia de la familia Veà en mis cumpleaños es “un must”: Andreu, su mujer Marielvi y sus dos hijas.

LA UNIVERSIDAD PRIVADA RAMÓN LLULL (BARCELONA)

A primeros de marzo del pasado año se reunió en la Universidad Ramón Llull el Tribunal de Doctorado para otorgar la calificación definitiva a un doctorando que había seleccionado como tesis la innovación tecnólogica que habia supuesto para Telefónica el haber implantado la RETD.

Mi amigo Andreu, que formaba parte de dicho Tribunal, conocedor de mi participación en aquel proyecto, me propuso que actuara como Presidente, popuesta que yo aceptè de buen grado.

Realizada la primera lectura de la tesis, le sugerí al doctorando algunas ideas para mejorar su ponencia, que, en su momento, fue aprobada con nota por unanimidad.

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