No eran adornos,
Eran declaraciones de guerra:
gomas neón,
elásticos gastados,
nudos que sostenían el universo
mientras ella corría
contra el viento.
Llevaba el pelo
como mapa de batallas:
—aquí una tarde de abril,
—allí la huella de un portazo,
—este rizo rebelde, testigo de carcajadas
que aún resuenan en los armarios.
Las gomas no eran de niña,
eran de arquera
—tensando recuerdos,
—disparando versos,
mientras las trenzas,
deshechas a mediodía,
contaban secretos
que el espejo nunca entendió
Trenzas Salvajes y sus gomas rebeldes

2 comentarios en «Trenzas Salvajes y sus gomas rebeldes»
Valor, ánimo y a seguir cumpliendo vuestra misión, sin dejarse seducir.
Carlos, gracias por tu comentario, pero no alcanzo a comprender su significado.