SILENCIO VERSUS RUIDO

Esta vez os traigo un post de espiritualidad y salud ambiental. El silencio visto desde mi sentir. Desde la práctica contemplativa y visto como necesidad para nuestra salud.

Necesito el silencio. El ruido del mundo me agota, me cansa, me daña. El silencio me da paz, lo anhelo, lo busco, lo ansío. Dios está en mí, en ese silencio que busco. Un silencio interior, donde acallar mi mente, mi pensamiento recurrente, el ruido del mundo, pareciera que está no sólo a mi alrededor sino dentro de mi cabeza. Y necesito ese silencio interior, que acalle mi mente para encontrar la paz. Yo tengo a Dios dentro de mí, y a la vez está en todas partes, él me acompaña en mi devenir. No necesito una luz de ningún Sagrario para sentirlo. No lo siento como una fuerza, ni calor, ni nada físico. Sino simplemente sé que está en mí y en todas partes, por lo que no tengo que ir a un lugar determinado para estar junto a él. Dios está conmigo. 

En el mundo hay demasiado ruido, y necesito ese silencio, que me da paz. No sé si este grupo de discipulados… tras los Cursillos de Cristiandad, en el que buscaba formarme, me servirá, de verdad que lo ansiaba. Pero mi espíritu después de una jornada de ruido ansía el silencio. Lo voy a intentar, pero a Dios yo lo busco en el silencio interior. 

Soy un cuerpo agotado. Un alma agotada, que solo necesita descansar y no sentir nada, y desde esa nada, ansío vaciar mi mente y desde ese vacío, llegar al todo, que es Dios y sentir PAZ. 

Yo imagino la nada, como la nada del espacio al principio de la creación y creo, que Dios creó la Tierra, las estrellas y a todos los habitantes de la Tierra junto a la naturaleza y los animales, para que el hombre se abasteciera de lo necesario para vivir, partiendo desde la nada. Y lo creó con una inteligencia que el hombre no siempre utiliza para el bien. Y con espiritualidad y conciencia. El hombre es capaz de la mayor tecnología y a la vez la mayor destrucción, a través de las guerras. Pero también es capaz de sentir en ese silencio a Dios.

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La técnica para alcanzar el silencio

“Se aprende practicando.

No se mata el hambre leyendo un libro de cocina o una carta de menús; se mata el hambre, comiendo” (Alcoba, 139).

“Es práctico no andar cambiando de métodos” (Desde, 59).

La postura

    * Sobre este tema: Posada, 50, 78-80; Alcoba, 75.

Es bueno tener los ojos entreabiertos, viendo sin mirar. Si cerramos los ojos se excita nuestra imaginación.

“La oración no es un asunto de memoria, de recuerdo; la oración es régimen de atención, de la pureza de tu atención” (Alcoba, 231).

“En el encuentro de Moisés en la zarza ardiendo [cf. Ex 3], Dios se define como el que Es, no como el que ha sido […]. La oración es el encuentro con el que Es” (Sementera, 104).

“Y es que un instante puede valer para ver. Al igual que una gota de agua contiene todo el sabor del océano, así puede suceder en el silencio. Vivirlo al cien por cien es estar atento.

La atención que requiere el silencio nos puede llevar a que la experiencia sea costosa. El camino hacia nosotros mismos es el más costoso. Hay viajes turísticos que ofrecen promesas de pasarlo bien. El silencio no promete nada y además no existe ruta ni mapa para recorrerlo. Es virgen. No precisa la ceremonia ni el ritual” (Conversando, 68).

“Unos monjes del desierto hablaban de la oración y la expresión de uno de ellos fue: ‘Cuando vayas a meditar, espía a Dios como el gato espía al ratón’ […].

Y es que hay que tomar este estilo de atención. Cuando el gato ‘está trabajando’ da la sensación de que no hace nada. Así caza al ratón. Está presente, espera atento y… […].

También es verdad que el gato, para estar atento al ratón, tiene que tener ‘hambre’” (Conversando, 105).

“El presente es siempre tan humilde, tan poco llamativo, que no le damos importancia. Pero es nuestra felicidad” (Conversando, 75).

“…el monje es el que ha aprendido a ‘estar donde está’: si ara, está arando; si poda las viñas, está podando; si riega, está regando; y si reza, está rezando” (Desde, 26).

“El silencio, como el amor, es un gran compromiso con el ahora” (Alcoba, 122)

“Cada instante es el mejor que Dios ha creado para ti” (Alcoba, 229).

Fuente: Domínicos.org

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