Los veranos con los primos en Jaén, en Villa Consejo, el chalet de la palmera, eran especiales. Éramos muchos entre tíos y primos y correteábamos por el jardín o íbamos a donde estaba el piano y lo aporreábamos, cosas de niños. No parábamos de correr, jugar y chillar y la abuela siempre detrás para que no pisáramos el caminito de piedrecillas, que a mí me parecía el caminito de baldosas amarillas del Mago de Oz y siempre me figuraba que llegaría a la casa del Mago, al palacio y me diría el secreto de la felicidad.
Pero la felicidad eran aquellos veranos, aquellos primos, aquel jaleo por la noche, compartiendo camas, saltando en el colchón de plumas, pasando el calienta camas. O pasando frio, en ese suelo de cuadros blancos y negros, ajedrezados, de loza fría y esos pasadores de la luz como una llave. Y dividiéndonos y decidiendo donde dormiríamos, y qué colchón de plumas compartir y saltar. Esa niñez mía era la pura felicidad.
Y no recuerdo ningún rechazo, todos jugábamos por igual e íbamos a excursiones, por Jaén, como al del nacimiento del río Guadalquivir. Ahora situado en el Parque Cinegético de Cazorla. Donde nos bañábamos. Solo que a mí me cogían en hombros, o me daban la mano para cruzar. O sujetaba un palo.
Hacíamos muchas excursiones. Lo mejor de aquellos veranos en Tiscar, con primos y amigos. Lo recuerdo todo con mucha añoranza. Que era una excusa para saltarme las clases de verano y jugar. Recuerdo un verano que nos quedamos con mis abuelos de Úbeda, mi hermano Pablo y yo, a dar clases de refuerzo y repaso en el antiguo colegio de los Salesianos, había que pasar un descampado, que había, como unas dunas de arena. Mientras los hermanos mayores y mis padres se iban a los Pirineos. Eso fue, inconcebible para mí, pero recuerdo al Profesor Don León con mucho cariño, allí me enteraba de las cosas y lo pasaba bien.
Después de todo no fue un mal verano, puesto que estaban los amigos de la Colonia del Carmen y la piscina, recuerdo que nosotros que veníamos de Sevilla, les dio mucho coraje que en una competición de natación, ganara la copa mi hermano Pablo, el pequeño, que estaba y parecía más grande que yo. Y decían que no valía, porque era un forastero, pero sí valió y la ganó y se la llevó.