Los orígenes de un imperio

El nacimiento de un hombre ilustre

Un país capaz de saltar de las praderas a la Luna en poco mas de dos siglos, tiene que engendrar, a la fuerza, una pléyade de hombres ilustres de humilde cuna.

Si la historia de la banca nos brinda decenas de ejemplos, la informática tampoco se queda atrás, como lo demuestra, entre otros muchos, la vida de un humilde granjero, Thomas J. Watson.

A los treinta años de su fallecimiento, la empresa por él creada poseía fábricas instaladas en cien países y daba trabajo a más de un cuarto de millón de personas.

En una granja de Painted Post, Nueva York, nace el 17 de febrero de 1874 el que luego sería durante cuarenta años patriarca absoluto de la poderosa IBM.

Espíritu de trabajo

Parece que nada especial ocurre durante su infancia, pero su hijo, Thomas Watson Jr. llegaría a afirmar más tarde: “Mi padre creció en un casa sencilla, pero alegre, donde los recursos, e incluso las apetencias, eran escasas, y la moral estricta. Los valores más importantes eran: hacer bien cualquier trabajo, tratar a los demás con dignidad y respeto, ir bien vestido, ser recto y honrado, optimista sempiterno y, sobre todo, leal”.

Encontramos en estas palabras, sin duda alguna, los rasgos mas característicos de una empresa que alcanzó el liderazgo mundial, entre otras cosas, por haber transformado el espíritu de trabajo en un auténtico sentido religioso.

Aunque su padre quería que fuese abogado, Watson optó por la carrera de maestro, que abandonaría enseguida por el oficio de contable.

Sin embargo, la persona que más le influiría durante su juventud aparece unos años mas tarde en la figura de un vendedor ambulante de órganos, pianos y maquinas de coser.

Watson no lo duda un minuto, se lanza a los caminos, y consigue forjarse una mente despierta, una voluntad de hierro y un alma viajera que le acompañarían hasta sus últimos días.

Su paso por NCR

Al cumplir los veinte años se ve obligado a abandonar su tierra natal, trasladándose a la ciudad de Buffalo, en donde un año más tarde iniciaría su carrera de vendedor en NCR. En esta empresa, dedicada por aquel entonces a la fabricación y venta de cajas registradoras, va subiendo todos los peldaños que le llevan hasta la cúspide, convirtiéndose en uno de los tres ejecutivos más importante de la corporación.

Cuando llega a los cuarenta, y está a punto de ser padre, el presidente de NCR, John H. Patterson, le despide por celos profesionales. Al abandonar este trabajo, Watson decide crear un imperio mucho mayor del que había dejado atrás.

Sueldo modesto pero con un buen paquete de acciones

Aunque le llegan ofertas muy tentadoras, opta por embarcarse en la empresa CTR, presidida por Herman Hollerith, con un reducido sueldo, pero con un importante paquete de acciones. A los tres meses sucede en la presidencia al padre de la tarjeta perforada.

Las cosas no iban muy bien en CTR, porque los equipos de la competencia eran mejores en prestaciones y con un precio mas bajo. Watson opta por realizar un importante esfuerzo de I+D, que da como fruto la creación de una tabuladora que saca a su empresa de la crisis.

Dos años faltan para un centenario

En 1924 se crea IBM (International Business Machines), dándole este nombre por el carácter internacional de sus actividades y como reflejo del amplio abanico de equipos que pretendía fabricar.

Durante la Gran Depresión, Watson decide seguir fabricando y llenando sus almacenes de máquinas. Al llegar el New deal, la Seguridad Social norteamericana le hace el pedido del siglo y con él empieza la triunfal carrera de IBM.

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