Charles Babbage (1792-1871), padre de los ordenadores, innovador espectacular, técnico fracasado, misántropo británico, enormemente tacaño y con un ego monumental. Fue ignorado por el mundo, que lo convirtió en un viejo amargado.
Pero dejemos que nos hable él mismo, a través de su obra “De la máquina analítica“, publicada en 1864, y que aparece extractada en el libro titulado “Perspectivas de la revolución de los computadores”.
Nos habla el genio
<<Una tarde yo estaba sentado en una de las salas de lectura de la Sociedad Analítica de Cambridge con una tabla de logaritmos abierta delante de mí. Otro miembro de la Asociación que entró en la sala y me vio dormido, se me acercó y me dijo: “Bien, Babagge, ¿Con qué estás soñando?”, a lo cual yo le repliqué: “Estoy pensando que todas estas tablas deberían ser calculadas mediante máquinas“.>>
<<La disposición circular de los ejes de las grandes ruedas centrales de la Máquina de Diferencias llevaba a las más amplias perspectivas. Toda la aritmética estaba ahora al alcance del mecanismo…Con el auxilio de la Notación Mecánica se hizo realidad, era posible su construcción…>>
<<Cuando le hube expuesto todas las incidencias, mi excelente madre replicó: “Querido hijo, has avanzado mucho en la consecución de un gran objetivo que es digno de tu ambición. Tú eres capaz de terminarlo. Mi consejo es que lo continúes aunque te veas obligado a vivir a pan y queso“…
<<La Máquina Analítica consta de dos partes:
Primera. La memoria en que se almacenan todas las variables que han de ser procesadas, así cómo todas aquellas cantidades que proceden del resultado de otras operaciones.
Segunda. La unidad operativa adonde siempre van a parar las cantidades sobre las que se han de hacer operaciones…>>
<<Algún tiempo después de la aparición de un informe en la Biblioteque Universell de Geneve, la condensa de Lovelace, Ada Augusta, hija única del poeta Lord Byron, ya fallecido, me informó que había traducido la Memoria de Menabrea. Yo le pregunté porqué no había escrito ella misma un informe original sobre la materia con la que estaba tan íntimamente familiarizada. A esto replicó lady Lovelace que la idea no se le había ocurrido a ella. Entonces le sugerí que añadiese algunas notas a aquella publicación, idea que aceptó inmediatamente…>>
<<Estos dos informes juntos proporcionan, a los que sean capaces de entender sus razonamientos, una completa demostración de que ahora todos los desarrollos y operaciones de análisis pueden ser ejecutados mediante máquinas…>>
Y llegó el reconocimiento
Babagge, un verdadero genio que se adelantó mucho a su época, trabajó en sus ideas durante treinta y siete años. Gastó una fortuna, la suya y la del gobierno inglés, en la fabricación y montaje de complicadas estructuras de ruedas, engranajes, palancas y alambres, en una época en que cada componente tenía que ser construido a mano.
Al final fracasó y murió cómo un ser incomprendido y desalentado, debido a que intentaba conseguir lo que no podía lograrse con simples dispositivos mecánicos.
A los setenta y cinco años de sus fallecimiento Babagge se haría merecedor de los más grandes elogios a su inconclusa obra. La Máquina Analítica contenía todas los elementos que ahora poseen los más avanzados ordenadores.
Su colaboradora y amiga, la condesa de Lovelace, había sentado las bases de lo que mas tarde se convertiría en el software, la componente intelectual de estos mecanismos.
Por todo ello, Charles Babagge es mundialmente reconocido como el padre de los ordenadores.