La conversión al comunismo del PSOE se materializó y publicitó en noviembre de 2019 con el efusivo abrazo Sánchez/Iglesias, con la intención de formar la primera coalición después de la República, y cuyo objetivo sería implantar un gobierno progresista.
La mutación del PSOE se había iniciado en el mes de junio de 2018 cuando su entonces secretario general, Pedro Sánchez, decidió aliarse con el comunismo bolivariano de Podemos, y los partidos anti España, para conseguir el triunfo de su moción de censura contra el PP de Rajoy, al que Iglesias ya calificaba, y lo sigue haciendo, como partido de ultraderecha.
A partir de aquel infausto abrazo los comunistas pasaron a formar parte del gobierno, como apoyo indispensable para que Su Sanchidad pudiera mantener su poltrona monclovita.
De una vez por todas, habría que llamar a las cosas por su nombre, democracia o comunismo, cuestión harto difícil desde que Sánchez impusiera la mentira como elemento de comunicación con sus antaño gobernados y hogaño súbditos de nulo derecho.
Durante sus dos años de legislatura, el PSOE ha venido gobernando con leyes propuestas por UP, y por tanto propias de una dictadura comunista, pero Sánchez se ha venido arropando en la democracia formal que aún tenemos en España para ocultar su totalitarismo.
La llegada de Yolanda Diaz a la vicepresidencia deja totalmente a las claras que el gobierno del PSOE intenta aplicar el comunismo hasta en una materia tan crítica como lo es la del mercado laboral.
Las derrotas de Calviño, socialismo, frente a Diaz, comunismo puro y duro, dejan bien a las claras que el presidente y autodenominado demócrata pretende aparecer como demócrata pero con la aplicación de una legislación laboral comunista.
El cerco permanente al poder judicial, convertir al ejecutivo en legislativo, la eliminación del control parlamentario, mantener como socio prioritario a terroristas, desproteger a policías y guardias civiles frente al vandalismo callejero, acallar voces discordantes y organismos que pudieran ejercer algún tipo de control sobre el gobierno, son típicas medidas aplicadas por regímenes totalitarios de corte comunista y moneda corriente por estos pagos.
La falacia de que Sánchez sea considerado como un demócrata internacional mientras aplica leyes comunistas, solo se mantiene merced al apoyo incondicional de los medios progubernamentales de alcance nacional.
Según la propia Yolanda Diaz, el partido transversal que pretende formar, intentará atraer a los votantes de todas las izquierdas, incluidos los del PSOE, al asumir que estos ya han aceptado la ideología comunista que practica su partido desde el actual gobierno.
Si Sánchez sigue comportándose como un comunista de pro, la fashionaria Yolanda se lo va a poner difícil.