Invitación de un amigo para ir al monasterio del Parral

Buenas tardes, Luis. No tengo nada que disculpar; en los monasterios, sea el que sea, mantengo el móvil cerrado por exigencia de silencio. La comida con Juan Antonio fue muy agradable. Estuvo conmigo hasta que en Atendo me montaron en la silla de ruedas para llevarme al tren. Tuvimos una conversación muy interesante.

Me parece muy bien que quieras ir al Parral.

El Paular ha perdido la mayor parte de su carácter monacal (y su atractivo) desde que recuperaron los lienzos de Vicente Carducho, que cubren por completo el claustro grande. Se ha convertido en un espacio museístico, con escasa luz (no se pueden abrir las ventanas por motivos de conservación), pero poco ‘místico’.

El Parral no admite competencia. Pero me parece que, al menos, debes estar tres días para ‘tomarle el gusto’.

Otra cosa: es mejor que no vayas en coche, sino que tomes uno de los infinitos trenes que paran en Segovia (25 minutos desde Madrid) y un taxi te llevará (debes pedir, al regreso, ‘estación Segovia- Guiomar’). Horario de llegada al monasterio: 9-12 o sea 16,30-19,00. Responderá, o indagas, el P. Mauro, hospedero, y pides fecha libre para tu estancia. No tienes que dar mi referencia ni precisar celda: todas miran a Segovia.

El horario de entrada es el mismo que para llamar. Cuando te deje el taxi debes llamar por el timbre e identificarte (“Luis, huésped”) y abrirá alguien de ‘la Casa’, que te llevará hasta tu celda (ascensor desde planta baja a 2ª planta) En la mesa tienes el horario de la Comunidad, al que debes atenerte. Procura llegar con margen de una hora, para incorporarte sin prisas a la vida comunitaria (la misa es a las 13,00 y las Vísperas a las 19,00).

Las oraciones y misa diaria son en la capilla interior, que se encuentra en la nave que forma rincón con la puerta que entra al ascensor. Allí, girando a la derecha, encuentras sillería para los huéspedes, ante el altar y pared con el Sagrario .

Las comidas son en el refectorio, caminando en fila india tras los monjes. Se reza de pie ante la larga mesa. Te lo sirven todo y no tienes que levantarte (pero comen con una rapidez agobiante).

En la misma nave de la capilla se abre la puerta (ojival) que da acceso al parque-jardín-huerta. Brujulea para saber lo mucho que hay. El mejor espacio (subiendo un poco a la izquierda del pasillo) es una amplia terraza ante el estanque mayor, que tiene un surtidor en forma de león de granito. Hay sillones y bancos, y la vista (más amplia) es la misma que desde las ventanas de la celda.

Los monjes son muy rigurosos con el silencio, pero no cuesta trabajo con la de cosas que hay que ver. ¿Te envié mi artículo “¿Un ‘Paraíso’ en la tierra?”. Es muy extenso y descriptivo.

Bueno, pues me parece que con esto tienes de sobra.

Buena suerte y estancia, que te envidio, porque aquello despierta una nostalgia enorme, aunque no permiten más de dos estancias al año.

Un fuerte abrazo.

Carlos.  

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