Innovación para el futuro

ON ECONOMIA

Mucho se habla de innovación diariamente, no hay reunión o foro que se precie que hable de ello. La innovación se ha convertido en una palabra comodín que utilizamos en distintos contextos, ya sean personales o profesionales. ¿Podemos hablar de la innovación como un fenómeno social? Podemos atrevernos a decir que sí, así lo consideramos en una conversación o en una entrevista de trabajo: me considero una persona innovadora.

Parémonos por un momento a reflexionar sobre el significado de “Innovación”, no en el ámbito académico pero sí práctico. Para ahorrarles tiempo, y sin ánimo de ser experta, en mi humilde opinión les diré que la mejor definición práctica que hasta la fecha he descubierto de la palabra innovación es made in Xavier Ferràs. Ferràs nos dice: “Innovar es explotar con éxito nuevas ideas o nuevo conocimiento, asumiendo más riesgo que los competidores, para conseguir una posición competitiva superior”.

Es decir, innovar es sinónimo de arriesgar por una buena causa. En el mundo de la empresa diríamos que innovar es la única manera de seguir vivo en un mercado que por naturaleza siempre es competitivo. Por lo tanto, no es opcional, la innovación es un imperativo para todas las empresas. 

Apliquemos qué es innovar en nuestra vida, qué significado y qué valor tiene para cada uno de nosotros. Si innovar es desarrollar nuevas ideas, nuevas formas de pensar y actuar tomando riesgos, me pregunto si estamos preparados. Miremos atrás y pensemos con espíritu crítico cuántas veces nosotros o los que tenemos cerca no han dado un paso adelante y han innovado por miedo a arriesgar. Más aún cuántas veces hemos mirado mal, sí, han leído bien, mirado mal a alguien que pensaba distinto o planteaba ideas locas. Estamos lejos de ver aún en España la innovación como algo arraigado en nuestra cultura. Todavía nos cuesta.

Dicho esto, la cultura emprendedora no es algo que suene bien, la cultura emprendedora es la base para el desarrollo económico y de la competitividad en nuestro país. Trabajar la cultura de la innovación en las aulas, enseñar a los más jóvenes a desarrollar sus ideas para generar valor y dar respuesta a retos de la sociedad, el medio ambiente y las empresas constituye un activo de futuro. Porque no nacemos innovadores, no tenemos incrustado un ADN emprendedor. Hay todo un desarrollo en nosotros que pasa necesariamente por aprovechar en la juventud nuestra capacidad y ganas de aprender cuando somos afortunados y disponemos de energía casi inagotable. Es allí cuando comenzamos a forjar nuestras carreras y con suerte podemos conocer en profundidad cómo funcionan las empresas. Necesariamente la innovación es un proceso consciente que busca con determinación lograr en un espacio determinado de tiempo ventajas competitivas en el negocio. 

Las personas, empresas, organizaciones, administraciones públicas o gubernamentales que no comprendan dicha capacidad perderán la oportunidad de ser relevantes y significativas para la sociedad y para el mundo. La historia reciente está llena de cadáveres corporativos, así los llama mi amigo y profesor Jesús Izquierdo en su pódcast Futurología Empresarial. 

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