¿FEIJÓO SUCUMBE ANTE LAS AÑAGAZAS DE SANCHEZ?

Las aparentes obsesiones de Sánchez, siempre se han convertido en reales fijaciones de sus oponentes.

Un caso paradigmático de este absurdo comportamiento de la oposición pudimos contemplarlo claramente en las elecciones generales en las que se pretendió tumbar al Sanchismo en base a propagar las flagrantes mentiras de su líder. Esta estrategia fue aniquilada con sólo tres palabras “cambios de opinión”.

Desde el inicio de la anterior legislatura todos los medios de comunicación han estado machacado a sus audiencias, un día sí y otro también, que el PP se negaba a aceptar las propuestas del PSOE para renovar el CGPJ. Nadie hacía mención a que el PP exigía que esta renovación implicara, en simultaneidad, una modificación sustancial en el nombramiento de los jueces para que este dejara de estar en manos de los políticos y pasara de nuevo a depender exclusivamente de la judicatura.

Años de dejación y negociaciones fallidas, y los medios afines al Sanchismo machacando al PP tachándolo de obstruccionista y magnificando la postura democrática del PSOE.

Y sin aviso previo, se llega a un acuerdo.

Ante este inesperado cambio de actitud, la pregunta del millón:
¿Por qué precisamente ahora Sánchez se aviene a aceptar lo que estuvo rechazando durante más de un lustro?

A continuación, una respuesta que, por simple, podría ser la acertada.

Para continuar con su golpe de estado blando y proteger a su entorno de los escándalos que les rodean, ya no necesita ejercer más control sobre los jueces porque los va a sustituir por fiscales.

Al control absoluto que ejerce sobre el Ministerio Fiscal, se une el hecho insólito de que el TC ya actúa por encima del TS. La más que posible amnistía aplicada a los condenados por los ERE, será un ejemplo claro de lo que se está anunciando.

Sánchez juega de forma magistral el partido democracia formal–democracia real, consiguiendo, entre otros muchos logros, que para la UE la renovación del CGPJ sea el fiel y único termómetro que mida la temperatura del sistema judicial español.

Con el acuerdo PSOE-PP sobre la renovación del CGPJ, Sánchez aparece ante la UE como un auténtico demócrata.

Craso error, el control Sanchista de la Fiscalía, del Tribunal de Cuentas, del TC y de todos los medios de comunicación a nivel estatal, no parecen preocupar a la UE como claros síntomas de la degradación democrática que se está produciendo en España desde hace un lustro.

Mención especial merece el abuso constante que el gobierno ejerce para imponer sus decretos leyes en base a disponer de mayoría en el Congreso. La última fechoría ha consistido en quitar al Senado su democrática potestad de impedir la aprobación de los presupuestos generales.

El manejo espurio y personalista de la justicia que viene ejerciendo Sánchez desde hace un lustro le ha permitido mantenerse en la poltrona y en un próximo futuro podría facilitarle la protección judicial de su familia y de los miembros de su partido por él elegidos. El fango de las noticias falsas es, por el momento, la última añagaza de Sánchez, para ocultar el ruido de togas con el que piensa salir triunfante de una posición insostenible en cualquier país no formalmente democrático, sino democrático de verdad.

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