“El cielo pertenece al Señor; la tierra se la ha dado a los hombres” (salmo 115, 16).
¡Qué curiosa coincidencia!. Seguro que, salvo algún caso raro, los políticos que decidieron la fecha de la elecciones andaluza no tuvieron ni idea de que la fecha del 19 de junio era el Domingo de Corpus, tradicional en la Iglesia Católica Universal
¿Qué le importan a ellos que coincidan esos acontecimientos y, aún el que puedan suponer algún aumento en la abstención al voto? En el estado de actual falta de consciencia de la realidad trascendente, no ya los extremistas de izquierda, pero ni los más conspicuos derechistas han dado importancia a tal coincidencia.
Sin embargo, no por hipotética repercusión política, sino por el significado de ambas celebraciones, el hecho da pie a la reflexión de fondo en lo existencial.
Es una realidad incuestionable que estamos viviendo inmersos en dos tipos de realidades que pudiéramos simbolizar con un tipo de ser y existir tomado del lenguaje científico astrofísico: la galaxia.
¿Qué es una galaxia? Un conjunto muy complejo de seres que se mueven ordenadamente en un espacio que podemos estimar vacío, aunque ese mismo espacio es ya una realidad en sí. Y vale como intento de definición, aún cuestionable.
Pues bien: la existencia que vivimos los humanos no sólo puede simbolizarse con ese término astronómico, sino que se desarrolla de hecho en el inabarcable ámbito de una galaxia, una de las incontables que pueblan el espacio y que contiene el sistema planetario dentro del cual se halla el astro TIERRA, con sus satélites.
‘GALAXIA’ TERRENAL: ELECCIONES ANDALUZAS
Pero es que podemos afirmar, si hacemos un pequeño esfuerzo de reflexión, que la existencia del ser humano, y aún la del propio sistema físico en el que se desenvuelve, el sistema solar, la tierra y sus complejos integrantes minerales, vegetales y animales, no existen de manera autónoma, aunque así lo afirmen pretenciosos científicos y pensadores que limitan la realidad al mundo perceptible por los sentidos y comprobable por la experiencia científica.
A pesar de tal actitud reticente o negativista de algunos, este mundo que se expresa con el término ‘galaxia’ no proviene ni se sostiene por sí mismo, sino que su realidad depende de otra realidad muy diferente, absolutamente incognoscible e incomprensible, que, desde hace muchos siglos, y por pensadores de diversa condición y procedencia, se ha identificado con una terminología de carácter trascendente y religioso, que tiene su origen, eje y principio motor en el Ser autoexistente que llamamos ‘Dios’, y que en el contexto de la religión y pensamiento judeocristiano, es considerado como el único Ser que posee esencia y existencia autosuficientes, de la cual proceden, por acto creador, todas las demás realidades.
El mundo o ámbito de realidad que constituye el mismo ser de ese Dios y todo el misterioso contexto en el que se inserta, podemos simbolizarlo con el mismo término astrofísico de ‘galaxia’. Pero es que de esta realidad, digamos ‘superior’ procede cualquier otra y a ella van a reintegrarse muchos de los seres que se encuentran en la realidad (‘galaxia’) perceptible, física, de la cual formamos parte los seres humanos.
No entramos en la complejas derivaciones intelectuales que esto implica. Es otro nuestro objetivo, mucho más simple, relativo a la coincidencia de estos acontecimientos.
Las elecciones autonómicas ‘para’ o ‘de’ Andalucía, con todo lo que han traído consigo, lo que precedió en la campaña y lo que ha resultado, son un hecho social muy significativo. Pero no es este el terreno en que deseo moverme.
Lo que me importa es constatar el acontecimiento, hayan cuales hayan sido sus resultados, como expresión de lo que he llamado ‘galaxia terrenal’.
¿Ha habido, entre el ‘magma’ humano-político de presidentes de mesa, vocales y ‘delegados’ de partido, quienes hayan sido conscientes de la coincidencia con la festividad públicamente más significativa (junto a la Semana Santa) del tradicional catolicismo hispano, tan vivo en Andalucía, donde en ciudades y pueblos lucen las más hermosas custodias procesionales para portar la Hostia Consagrada por calles y plazas? Estoy por afirmar que pocos ‘sujetos’ se han dado cuenta de esta curiosa coincidencia.
Así pues, las elecciones andaluzas nos dan una imagen de la actitud existencial de autosuficiencia que caracteriza al mundo que se mueve por patrones de autonomía, sin que en el girar de su existencia tenga que ver en modo alguno el hecho de formar parte de un contexto de seres cuya base procede y se sustenta en un ámbito muy diferente.
Estamos ante el tipo de existencia que corresponde a la segunda parte de ese verso sálmico: “La tierra se la ha dado (Dios) a los hombres”.
FIESTA DEL CORPUS: VALOR DE LA ‘GALAXIA’ TRASCENDENTE.
Como acontecimiento coincidente en el mismo día, pero correspondiente a la que hemos llamado ‘galaxia trascendente’, hemos vivido la festividad del Corpus Christi, con sus procesiones callejeras en las grandes ciudades, sobre todo andaluzas (aunque también en Toledo, Madrid) y otras ciudades: Sevilla, Córdoba, Granada, Jaén, Baeza, y varias localidades ‘menores’ importantes.
Y en Sevilla, las procesiones organizadas por las cofradías de barrio, que no son pocas, en todas las cuales se ha podido venerar públicamente, en custodias procesionales de gran valor artístico, la Sagrada Forma de la Eucaristía, rodeada del cortejo de fieles, clérigos y prelados de cada lugar. Contraste evidente; tal vez algunos de los que las presenciaron fueron después a votar en su colegio electoral.
Pero lo interesante es apreciar la enorme discrepancia existente entre ambos acontecimientos y cómo el ‘mundillo’ que se mueve por los intereses políticos se halla en total desconexión con el generado por las convicciones de la fe.
En realidad esto es lo normal y lo que corresponde a la frase del verso del citado salmo: “El cielo pertenece a Dios, la tierra se la ha dado a los hombres” (Salmo 115, 16). Si ha habido alguna coincidencia entre ambas ‘galaxias’ más bien lo sería la de la instrucción de los obispos andaluces a sus fieles, instándoles a cumplir con el deber ciudadano del voto.
Hasta aquí esta reflexión sin gran importancia que viene a cuento para confirmar la situación humana a que ha llegado el mundo actual. ¿Hubieran designado como día de votación el Domingo de Corpus, de haber tenido los responsables políticos consciencia de esa coincidencia?
Tal vez no, pero eso hubiera indicado el reconocimiento por parte de dichos responsables del valor de la fiesta religiosa y la conveniencia de no introducir un elemento extraño a tal festividad. Mas no ha sido así, y ello es testimonio de la total desconexión entre los mundos correspondientes a tan relevante diferencia.