contraportada
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Presentamos, en una nueva traducción, una obra capital del autor, un texto ya clásico de asombrosa vigencia.
Se repite constantemente que vivimos y viviremos cada vez más en la era de la información. Y es cierto. Nunca tantos hombres han tenido acceso a tal cántidad de información y, en términos generales, de conocimientos. Nunca la comunicación ha sido tan abundante, tan rápida, tan omnipresente. Quienes toman las decisiones políticas , sociales y culturales jamás han trabajado, teóricamente, en mejores condicionees desde los orígenes de la humanidad. Al mismo tiempo, la opiniónn pública dispone de todos los elementos necesarios para poder juzgar a sus dirigentes y para orientarse. Por lo tanto, el mundo debería estar mejor que nunca. Pero todos sabemos que en muchos aspectos no es así. ¿Por qué? No nos faltan conocimientos, pero ¿deseamos realmente utilizarlos? ¿Es la comunicación lo opuesto a la información?
El autor eamina aquí la situación de la información apoyándose en una vasta investigación internacional, en la que abundan los hechos inesperados y los recuerdos personales. Extrae sus ejemplos de varios países, de diversas culturas y sistemas políticos. Hablar de información es, por supuesto, hablar sobre todo del auge de los medios de comunicación. pero es también hablar de conocimiento científico, educación, producción cultural. Y ello hace que asome inevitablemente la cuestión del papel de los intelectuales en nuestras sociedades, la cuestión de la influencia de la ideología o de la desinformación. Nuestra civilización, construida para funcionar gracias al conocimiento, ¿es viable si rehúsa emplearlo?
En línea con las obraas del autor La tentación totalitaria y Cómo terminan las democracias, con la misma fuerza polémica y demostrativa, El conocimiento inutil es también una reflexión filosófica sobre lo que la naturaleza humana desea o no en el fondo de sí misma.