Dos o tres cosas que yo sé de Begoña

vozpópuli

José Alejandro Vara

12/04/2025

El último bombazo de la UCO le pilló a Sánchez en Vietnam, inclinando la cerviz ante el monumento a Ho Chi Minh. Doscientos mil asesinatos en su cuenta. Tiranuelo genocida. Memoria criminal prehistórica. 

El equipo de investigación de la Guardia Civil hacía entrega al Supremo de un documento de 262 páginas en el que, por primera vez, señala a la esposa del presidente del Gobierno como personaje protagónico en los turbios enredos para salvar Air Europa, ese episodio tan maloliente como las clavegueras del barrio chino de Barcelona. Terremoto en Moncloa, pánico en Ferraz, estremecimiento en Hanoi. La dignísima primera dama del socialismo aparecía en el centro mismo de la diana de la corrupción.

“Acaba de llamar a Begoña”. La fatídica frase, con regusto a banquillo, la pronunció Aldama, el conseguidor. Trataba de explicarle a Koldo el nivel de desesperación de su cliente Hidalgo, el CEO de la compañía aérea al borde de la quiebra. Las maniobras desplegadas por el entonces ministro Ábalos -beneficiario de todo tipo de prebendas por parte de Aldama- no avanzaban. El cabreo del señorito de la aviación iba a en aumento. Estaba fuera de sí. “Está jodido, muy jodido, todo puede saltar por los aires”, insiste el comisionista. Era el 3 de septiembre de 2020. De modo que telefoneó a Begoña, a quien le financiaba su montaje africano en el Instituto de Empresa y se hizo el milagro. Apenas un par de meses después, el 3 de noviembre, el Gobierno aprobaba la concesión de 475 millones de euros  para que la firma aérea española siguiera volando. La operación rescate más rápida y costosa de toda la pandemia. Llegarían luego  otros 145 millones avalados por el ICO.

Luego se fue a la Moncloa y se encerró durante cinco días en su ridículo retiro enamorado donde rumió su venganza. Allí elaboró su estrategia del fango, su teoría de los seudo medios, de los jueces fachas, el lawfare y demás metralla con la que domeñar a los tribunales, a los medios incómodos y a la oposición

Cinco delitos le imputa el valeroso juez Peinado a la esposa del presidente del Gobierno en una instrucción que arrancó hace ahora casi un año, el 24 de abril del 24. A primera hora de aquel miércoles, minutos antes de comenzar en el Congreso la rutinaria  sesión de control, trascendió la noticia. Begoña Gómez, investigada en el juzgado 41 de la Plaza de Castilla. Sánchez, demudada la tez, encabritada la voz, pétrea la quijada, proclamó ante la Cámara que, pese a todo, confiaba más que nunca en la Justicia. Luego se fue a la Moncloa y se encerró durante cinco días en su ridículo retiro enamorado donde rumió su venganza. Allí elaboró su estrategia del fango, su teoría de los seudo medios, de los jueces fachas, el lawfare y demás metralla con la que domeñar a los tribunales, a los medios incómodos y a la oposición. Desde entonces, apenas se ha molestado en gobernar, en preocuparse por la prosperidad del país, por el bienestar de los españoles. Sólo se ha centrado en dos obsesiones, salvar a su esposa y a su hermano de la acción de la Justicia y mantenerse arteramente en el poder mediante concesiones inimaginables a los grupúsculos políticos que pretenden dinamitar lo que llaman ‘el régimen del 78’.

La instrucción de Peinado se centraba en desentrañar todos los aspectos sospechosos tanto de la cátedra trucha de Begoña en la Complutense (de la que ella ni siquiera podría ser alumna, dado su nivel académico de apenas bachillera) y la adscripción de una funcionaria de Presidencia para sus labores profesionales particulares. No pudo husmear en el oscuro affaire de la aerolínea porque la Audicencia Provincial de Madrid, que, pese a respaldarlo sin pestañeos, acotó la insrucción.. El documento de la UCO ahora desvelado le abre las puertas a adentrarse en ese territorio tan comprometido para la señora. 

Incluso estuvieron reunidos en la fatídica jornada del 16 de julio, mientras Sánchez, Nadia Calviño y Ábalos escudriñaban la fórmula del rescate sin saltarse la normativa europea

“Acaba de llamar a Begoña”. La palabra vedada en el caso Air Europa al fin aparece. El mensaje delator de Aldama a Koldo la salpica en forma directa. Hidalgo y Begoña Gómez se conocían desde tiempo atrás. Globalia, matriz de la firma aérea, financiaba el máster de la imputada. Ambos habían estado juntos en la cumbre de la Organización Mundial de Turismo en San Petersburgo. Ella había visitado a su valedor en la sede de Globalia al menos dos veces. Incluso estuvieron reunidos  en la fatídica jornada del 16 de julio, mientras Sánchez, Nadia Calviño y Ábalos negociaban para estudiar el rescate sin saltarse la normativa europea. Ahora el informe de la Guardia Civil desvela el eslabón oculto de la trama, el posible telefonazo del desesperado Hidalgo a la inquilina de la Moncloa. 

“No, en absoluto”

Tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida, intrusismo y malversación son los delitos que Peinado ha colocado en el prontuario judicial de Begoña Gómez. Una instrucción que acaba de prolongar otros seis meses. Y a la que sumará, muy posiblemente, el caso Air Europa, donde hasta el momento tenía vedado asomarse. Preguntado en Pekín, en forma casi suicida por parte de la enviada especial de RTVE, sobre si su mujer tuvo algo que ver en el enjuague sobre Air Europa, el presidente del Ejecutivo, luego de buscar con la mirada a la autora de semejante impertinencia, y de morderse los labios con un deje de querer asesinar a alguien, respondió: “No, en absoluto”.

Bueno, tal y como se están poniendo las cosas, seguramente el próximo en preguntarle sobre el particular será el juez Peinado. Y en esa oportunidad quizás ya no sea a título de testigo, sino como imputado. Tiempo al tiempo. La UCO no cesa. Y hay más informes por desvelar.

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