Destrozos bianuales

El pasado miércoles 10 de los corrientes, algunos celebramos con velas negras como el carbón el resultado de las elecciones generales de 2019. Los creyentes en el relato oficial lo festejaron con cohetes y fanfarrias.

En los dos años que lleva apalancado en la Moncloa, Su Sanchidad ha batido todos los récords que imaginarse puedan sobre cómo hacer más destrozos a todo un país, que llegó a ser la cuarta economía europea y que disfrutó de una buena salud democrática durante más de cuatro décadas.

Al mono [hermoso le gritaron por las calles de la Gran Manzana] le pusieron entre las manos una escopeta, y recargas inagotables de proyectiles, para que disparara adonde y a quien quisiera, ¡Y vaya si disparó!

En tan solo veinticuatro meses ha logrado:

– Paro, deuda, déficit e impuestos muy por encima de lo que se está logrando en los países de nuestro entorno.

– Cerrar el Parlamento, Ejecutivo convertido en Legislativo, promulgar leyes inconstitucionales y acoso permanente al Poder Judicial.

– Ingeniería social con una Ley de Educación que destierra el mérito y el esfuerzo y una Ley de Desmemoria que convierte a la izquierda en el bien máximo y a la derecha en la causante de todos nuestros males pasados, presentes y futuros.

– Aniquilar el espíritu de concordia del 78 generando enfrentamientos a todos los niveles, mujeres contra hombres, trabajadores contra empresarios y rojos contra azules.

Durante los dos últimos años, el presidente Sánchez jamás ha tomado una sola decisión que fuera en beneficio de todos los españoles. Siempre ha gobernado en favor de sus socios [UP, Bildu, PNV y ERC-la cuadriga sobre la que cabalga Sánchez sus fracasos] aunque esto supusiera, las más de las veces, perjudicar directa o indirectamente a sus opositores.

No deja de ser extraño que tantos miles de votantes del socialismo, aunque ya formen parte de los que no llegan a fin de mes, mantengan su apoyo a la ideología comunista que practica el gobierno de Sánchez. Y es que la izquierda nunca vota a favor de nadie, siempre se inclina por negar su apoyo a la no-izquierda aunque esta decisión pueda llegar a matarla de hambre.

Si Sánchez ha causado tantos destrozos a nuestro país hasta hoy, aterra pensar en los irreparables daños que podría causarnos en los dos años que quedan para unas futuras, aunque hipotéticas, elecciones generales.

Si el conformismo suicida de la Sociedad Civil española se mantiene al mismo nivel de lo que ha venido siendo hasta ahora, tendremos Sanchismo  in aeternum.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *