En contra de lo que se practica en el resto de Europa, la política fiscal de nuestro gobierno comunista (lo de social y comunista ya no pega ni con cola) está basada exclusivamente en subir todos los impuestos existente y en inventarse algunos más. Es bien sabido que las políticas fiscales contribuyen al reparto de la riqueza y que el ciudadano debería obtener el retorno de sus pagos a Hacienda en forma de prestaciones sociales de todo tipo.
Pero, siempre hay un pero que los listillos tratan de ocultar, el gobierno central es un organismo vivo que necesita alimentarse: personal, edificios, infraestructuras y medios de transporte, entre otros muchos, son gastos diarios a los que el gobierno debe hacer frente. Nos estamos refiriendo al ministerio de la presidencia, a los otros veintidós ministerios que , silenciosamente, le acompañan y a los más de ochocientos asesores (cifra récord en democracia) que el gobierno mantiene en su nómina.
Según los datos oficiales de que se dispone, el total de los gastos antes detallados para el año 2021 ascendió a la friolera de 177.000 millones de euros, más del doble de lo que gastaba anualmente Zapatero, y tres veces superior al equivalente de los gobiernos de Rajoy y Aznar.
Llegados a este punto, el lector ya habrá comprendido cual es una de las razones obvias de ese ansia gubernamental de incrementar la recaudación de impuestos por todas las vías imaginables.
Supongo que no hará falta decir que en estas cantidades no se incluyen las partidas presupuestarias asignadas a cada ministerio en los PGE para sus políticas de inversión y gasto con el fin de atender a las necesidades de la sociedad española, y que, en su totalidad, se acercan al medio billón de euros para este año.
En su edición del pasado domingo 22, okdiario publicaba un muy interesante artículo de Jorge Fernández Díaz titulado “Las plagas Sanchistas”, del que me permito extraer lo mas jugoso, según mi humilde parecer, de su contenido.
Las diez plagas de Egipto (en orden) fueron: conversión del agua en sangre; plaga de ranas; plaga de mosquitos (piojos o pulgas); plaga de tábanos (moscas); peste del ganado; úlceras; granizo ígneo; plaga de langostas; tinieblas y muerte de los primogénitos.
Las diez plagas Sanchistas podrían ser: llegada del comunismo al gobierno; infectódromo 8M; confinamientos inconstitucionales; suicidios post-pandemia; Filomena; volcán Cumbre Vieja; Incendios masivos de este verano; derroche gubernamental; decretazo energético; oponerse a la oposición como único plan para resolver los problemas que nos aquejan.
“Sea como fuere, lo cierto es que o Pedro Sánchez es un auténtico gafe, o la Providencia ha decidido enviarnos unas plagas como castigo para nuestra purificación. En cualquiera de los dos supuestos, lo que sí parece fuera de toda duda razonable es que él sería la primera y más importante «plaga egipcia» de las que padecemos desde enero de 2020”.