DE LA PASIÓN A LA PASCUA: MEDITACIÓN.

“Jesús estará en agonía hasta el final del mundo”

                              Pascal: “Pensamientos, 553”

Con el alma abrumada te contemplo

y veo sumido en el pavor orante,

rostro pegado a tierra,

ante la acerba trama

que rechaza la paz de tu Persona,

Verbo encarnado.

Tres horas de agonía

en la lucha infinita de la carne,

que teme los ultrajes y el escarnio,

y la Voz aceptante

del encargo marcado por tu Padre,

tú, el Hijo predilecto,

condenado a la cruz, muerte de infamia,

hasta el grito de espanto inexplicable:

“¡¿Por qué, mi Dios, ahora me abandonas!”,

cuando todos me hostigan

y hasta los íntimos huyen a esconderse?.

Sólo queda esta Madre al pie del leño,

anegada en angustia,

con el amigo fiel, que no abandona

(profecía cumplida del traspaso).

¡Ay dolor de dolores!

de la Madre y el Hijo, entrecruzados

en el dolor más hondo

que contempló la Historia en esta hora

del prodigio supremo:

cuando el tiempo detiene sus minutos

al arrancar al hombre del abismo

el Único capaz de tal portento:

el Inmortal, que muere dando un grito:

“¡¡ Todo se ha consumado!!”:

he roto los poderes del Rebelde

y son mías las llaves de la muerte;

Yo, el Viviente por siglos de los siglos,

la vida le devuelvo

al que yacía hundido en la miseria

de ilusa autonomía.

Te contemplo, abrumado

por tu amarga Pasión, mi Nazareno

transido en agonía inacabable

hasta el fin de la Historia,

cuando vuelvas, alzado en el triunfo

de la santa Verdad transfigurada,

frente a los negadores engreídos

e indiferentes sabios,

para otorgar tu gran misericordia

a cuantos te creímos en el tiempo

de misteriosa oscuridad silente:

¡Señor del gran poder!, ¡¡Resucitado!!!.

Úbeda, 26 de marzo de 2024, Martes Santo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *