La razón ha sido sustituida por el dogma y el diálogo y la duda, las preguntas, canceladas. Un exprofesor asegura que las universidades han pasado de ser «templos del saber» a «fábricas de justicia social»
EL DEBATE
Mario de las Heras
22/05/2024
Las manifestaciones por Gaza y contra Israel se extienden por el mundo occidental. Es el reverso de Occidente: cómo ese mismo mundo se posiciona junto a Oriente en contra de la única nación occidental de Oriente Medio. Parece un juego de palabras entre «Occidente» y «Oriente», pero por ahí van los tiros. Ya no se sabe qué es Oriente y qué Occidente en una confusión buscada, inoculada, el mayor ejemplo, en el lugar de nacimiento de la subcultura woke: las universidades estadounidenses.
Harvard, Yale, Stanford… las antaño instituciones educativas más prestigiosas del mundo se han convertido en centros de adoctrinamiento puro. La última manifestación de esto son las protestas de los alumnos por Gaza en las graduaciones, incapaces de separar su formación, lo académico, de la ideología. Es un caso que se da también en el arte, el arte moderno o es ideológico o no es. En los centros garantes de la cultura occidental ya no se enseña, sino que se adoctrina.
Ni siquiera ya se accede a estas universidades por méritos extraordinarios como siempre sucedió, sino por cuestiones «paritarias» (muy poco «paritarias») de raza o de género. La mayoría de los exámenes de acceso se han suprimido en el triunfo de lo administrativo sobre lo académico. Los profesores se han visto relegados a un segundo plano, o incluso apartados y expulsados si no acatan las nuevas normas de los nuevos dueños.
Este hecho institucionalizado lo expone el profesor jubilado de la universidad de Portland State, Peter Boghossian, quien ha afirmado que la educación superior ha sido tomada por «ideólogos», mientras los alumnos de todos los Estados (y de todo el mundo) son atraídos por la «gran secta» que se va creando. Boghossian dimitió de su puesto después de comprobar que su universidad había pasado de ser «un templo del saber» a una «fábrica de justicia social», y cree que las actuales protestas antiisraelíes son el resultado de ideologías impuestas en los planes de estudio de todo el país.