Para Sánchez, parece no existir razón alguna que le induzca a cambiar un ápice su estilo y prácticas dictatoriales.
Derribó uno de los pilares básicos de la democracia al convertir el poder ejecutivo en legislativo. Con la excusa de la pandemia primero y ahora porque le viene en gana, las leyes pasan directamente del consejo de ministros al BOE.
Un día sí y otro también, los medios de comunicación no subvencionados se hacen eco de alguna barrabasada legislativa cometida por cualquier miembro del gobierno con total impunidad, porque cuentan con la Fiscalía General como auténtico escudo protector de sus desmanes. La Fiscalía únicamente actúa cuando se trata de acusar a la oposición. Se abren investigaciones en la Comunidad de Madrid sin pruebas por un teórico pufo de 25.000 euros, y no se hace absolutamente nada con los más de 300 millones en compras de mascarillas con claros indicios de fraude y en el que podrían estar implicados personas afectas a Illa y Ábalos.
Parece que los indultos también se han convertido en un instrumento político que el gobierno utiliza en beneficio de su sectarismo, el concedido a los golpistas catalanes es un ejemplo paradigmático de esta utilización espuria del perdón.
La pasada semana conocimos el indulto concedido a una madre no arrepentida, que acusó falsamente a su marido en seis ocasiones por malos tratos y que tuvo secuestrado a su hijo durante dos años privándole de medicamentos y sin escolarizar. A este impresentable sujeto, Irene Montero le ha calificado como “madre protectora“.
Y ahora una breve pincelada sobre nuestra más que negra situación económica.
Para ello recurriremos al artículo de María Jesús Pérez que, bajo el título “Y ahora contra las verdades del Banco de España”, fue publicado el pasado día 29/05/2022 en el periódico ABC en la columna de opinión, y del que reproducimos un clarificador párrafo:
“El Gobierno se ha aferrado a la heterodoxa doctrina de Carmen Calvo según la cual «el dinero público no es de nadie». Incluso se ha retorcido un poco más en la factoría de ‘agit/prop’ de ‘Calviño y Asociados’ para concluir que «no es de nadie y es de todos». A la vez. Otro de esos misterios del imaginario sanchista por los que se puede ser una cosa y la contraria sin complejos ni limitaciones. A estas alturas creo que solo falta que salga el sereno a dar la voz de alarma sobre el estado de las cuentas españolas, basadas en unos parámetros ficticios, a imagen y semejanza del Ejecutivo que propala su buena nueva. El plan -escaramuza parece más acertado- consiste en seguirse endeudando hasta el infinito y más allá, hasta que los números rojos se le hagan bola a las autoridades europeas. Pues… 45.000 nuevos funcionarios han anunciado hace unos días. No debía de haber una cifra más normalita, no. ¡Bonito panorama se nos avecina pagando todos esos gastos de más! Todo sea por un puñado de votos más a las puertas del año electoral ¿verdad presidente? Verán, verán, cuando empiecen los tipos de interés a subir….”
Su Sanchidad ha demostrado sobradamente que le importa una higa el que sus leyes puedan ser declaradas inconstitucionales, pues cuando llega la sentencia del TC, si es que llega, los objetivos que él se hubiera marcado con dicho engendro legal ya se habrían alcanzado.
Como sucediera con la revolución promovida por Chávez, aquí también es el presidente del gobierno y sus aliados los que ambicionan implantar una república bolivariana. El ex vicepresidente Iglesias lo lleva proclamando a los cuatro vientos desde el inicio de esta legislatura.
El viaje a Espazuela lo iniciamos hace tres años, y está organizado, dirigido y ejecutado por el gobierno y sus socios a la luz del día.
¿Hay algo o alguien que esté tratando de detener este viaje que, en un par de años, nos pudiera convertir en la Venezuela europea?
- Los partidos de la oposición, sin auténtica vocación estatal, son incapaces de formar un frente común para echar al okupa de la Moncloa. Y para mayor inri, últimamente el PP parece querer dedicarse a salvarle la cara al presidente, ayudando a que se aprueben sus leyes mediante la consiguiente abstención.
- La sociedad civil, con sus miles de entidades y asociados, ni está ni se la espera.
- La ciudadanía parece encontrarse muy satisfecha con la pérdida de libertades y el quebrantamiento económico impuestos por Sánchez, al que millones de españoles aún siguen dándole su confianza, ¡alucinante!.
Tal parece que oposición, sociedad civil y ciudadanía hubieran decidido agachar su cerviz para caminar hacía el destino que nos quiere imponer Sánchez, la Venezuela europea en forma de república bananera presidida por él mismo.
Dentro de unos años podría afirmarse que España, al igual que Venezuela, dejó de ser una democracia para convertirse en república bananera, mediante un golpe de estado cometido desde dentro, sin que nadie ejerciera la más mínima oposición.