BELORADO, LO QUE FALTABA: ¿“CULPABLE”  SOR VERÓNICA?

‘Postscriptum’: Añadidura al escrito anterior

“Lo que faltaba para el duro”. Este antiguo dicho nos ha saltado a la memoria, al saber nuevas cosas del ‘jaleo’ de Belorado. Atención, que ahora ¡ya sabemos cuál es la raíz del mismo! Nada menos que un fenómeno eclesial novedoso, pero fiel a Roma. Resulta que las monjas de Belorado, su exabadesa, Laura García de Viedma, y su ‘segunda’, sor Sión, estaban ‘muertas de envidia’ por el éxito de “Iesu Communio” y su promotora, la arandina María José Berzosa, ahora Sor Verónica María, antigua abadesa de las clarisas de Lerma y ahora Superiora General del nuevo instituto. Y nuestros datos se completan con uno del mayor interés: A través de una cadena hispanoamericana hemos sabido que Laura García de Viedma, ya como sor Isabel de la Trinidad, formó parte de esa comunidad de clarisas de Lerma, antes de su ‘transformación’, de donde fue enviada para iniciar la vida monástica en Belorado. Y ciertamente que le ha impreso (troquelado más bien) el sello de su prepotente personalidad, pues ha llegado a forzar la salida de tres religiosas: dos de nombre desconocido y Sor María Amparo, la que no aceptó participar en el cisma y fue ‘invitada a marcharse y buscar otro monasterio.

Este giro ‘copernicano’ experimentado por las clarisas de Lerma (a excepción de las de edad avanzada, que han preferido continuar con su condición hijas de Santa Clara), parece haber sido considerado por la exabadesa de Belorado como un inaceptable error de la Santa Sede, incompatible con la tradición de la Iglesia Católica, y muestra del notable desvío sufrido por esta Iglesia a partir del Concilio Vaticano II, algo impulsado por los sumos pontífices posteriores a Pío XII, desde San Juan XXIII al actual, papa Francisco, a quienes descalifican y tachan de falsos y ‘usurpadores’. Es la postura que mantienen las sectas autoproclamadas auténticamente católicas y sostiene, por ejemplo, el falso obispo Pablo ‘de’ Rojas, que fue llamado por la ex sor Isabel para respaldar espiritualmente su salida del seno de la Iglesia denominada ‘conciliar’ y en estado de ‘sede vacante’. 

Pero no olvidemos que el instituto Iesu Communio superó el periodo de cinco años de fundación ‘ad experimentum’ exigidos por la Santa Sede y su Dicasterio para la vida consagrada, tal como se especificaba en el decreto fundacional de 8 de diciembre de 2010, festividad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. No ha habido, por tanto, por parte de las antiguas clarisas de Lerma, el menor ‘movimiento’ de separación de la Iglesia Católica Romana, tal como ahora ha consumado el grupito de exclarisas de La Bretonera, de Belorado, sino muy al contrario. En el mantenimiento de actitud tan sensata y fiel en todo el desarrollo de este hecho singular de Iesu Communio no ha debido faltar el consejo del exobispo de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa, hermano mayor de la monja ‘innovadora’.

Y bien: ¿qué piensa de esta insinuación la propia Sor Verónica? Venga, periodistas que seguís el enredo, a entrevistarla, porque, nueva noticia, se la ha mencionado como posible mediadora entre Laura y el arzobispo Iceta. Y, además, nuevo paso estratégico, esos dos clérigos ‘fake’ han sido ‘invitados’ a salir del monasterio de Belorado, y ya lo han hecho. ¿Quién va a ser ahora responsable de la atención espiritual del mismo? Porque las cinco monjas que no han participado en la rebelión cismática llevan semanas sin recibir la comunión, al faltar el capellán que tuvieron hasta su separación de Roma. Todavía nos quedan cosas por ver. Algo que, junto a lo ya sucedido, recuerda el viejo dicho castellano: “Cosas veredes, Mío Cid, que harán fablar a las piedras”.

Ante esta conjunto de hechos, sobre todo por parte de las exmonjas, no se deja uno de preguntar:  “¿Cómo unas mujeres que han hecho voto de vida religiosa, pueden adoptar ahora una actitud de enfrentamiento con la autoridad de la Iglssia, hasta el punto de optar por separarse de la institución que da sentido a sus vidas?” Pero no olvidemos que, por muy decidida que pueda parecer esa profesión, con sus tres votos, pobreza, castidad y obediencia, estamos ante una persona, Laura, con una fuerte personalidad, ansiosa de poder, y que para tales personas lo más gravoso de su profesión religiosa es el tercer voto: la obediencia, la aceptación de una autoridad que no sea la de ellas. Es algo que entronca directamente con una frase de Jesús: “El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo…,etc.” Lo dejamos ahí, porque es el dato ‘clave’ de la actitud de la exabadesa y en el que ha inducido a caer a sus seguidoras: la desobediencia. Estamos ante un caso claro, y hasta ‘clínico’, enfermizo desde un punto de vista psiquiátrico, de autoafirmación del ‘ego’. Y de tal fuerza, que ha ‘seducido’ a personalidades más frágiles, que la han seguido sumisamente. Y si añadimos el ‘factor’ de envidia hacia la institución ‘famosa’, llegamos al colmo. Todo un ‘complejo’ en el que se mezclan matices psicológicos y religiosos.

Ahora se comenta que Laura ha ‘cambiado’ a Pablo Rojas, el falso obispo, por un referente de mucha más talla, que se halla de actualidad en los medios, por el revuelo que está formando: el famoso arzobispo exnuncio en Estados Unidos Carlo María Viganó, ‘potente’ y abierto opositor al papa Francisco y sus reformas. No es ocasión esta para entrar en tan delicado asunto, lo haremos por separado pues merece un tratamiento especial. Pero Laura ha hallado un ‘respaldo’ a su arriesgada maniobra, que la ha llevado abiertamente al cisma y a la excomunión.

CALAMIDAD GESTORA

Para terminar, sólo dar noticia de lo publicado sobre la negativa gestión económico-administrativa de Laura, que ha dejado en la ruina las cuentas de la comunidad de Belorado. Su actuación, conocida al ser intervenidas las cuentas por la Comisión gestora del Comisario pontificio, ha puesto al descubierto el desastroso proceder de Laura, que ha obligado a ‘insuflar’ fondos por parte de la federación Nuestra Señora de Aránzazu, para hacer frente a las ingentes deudas contraídas. Pero esto es ya materia más periodística que eclesial. Sólo es oportuno dejar constancia del hecho como un factor que ha influido en la penosa decisión de esa exabadesa, fruto, una vez más, de su personalidad megalomaníaca, que sólo confía en sí misma y ha sido capaz de arrastrar a unas cuantas hermanas al abismo de sus errores, y excluido de la Comunidad a las que se le han opuesto.    

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