ANUNCIO DE CONSUELO

“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

                                               nos visitará el sol que nace de lo alto,

                                               para iluminar a los que viven en tinieblas

                                               y en sombra de muerte.”

                                                                               

                                                                         Lc 1, 78-79a.

Tú estás aquí, Señor:

me lo dice la voz de tu profeta

y los heraldos de tu fiel palabra:

“El viene, ya ha venido,

sigue viniendo en el albor del día

y al caer de la tarde”.

Estás velado

por la negrura de la densa noche,

un paño ante los ojos

me impide contemplarte cara a cara,

pero en el fondo de mi ser percibo

esa voz misteriosa

que me llega serena, suavemente,

para traer a mi postrado ánimo

su aliento de consuelo.

En ti confío, Palabra verdadera,

que renuevas e impulsas mi esperanza.

Dame de tu paciencia inacabable

para seguir haciendo este camino,

mientras mis torpes manos

intentan allanar cuanto me impide

acoger tu mensaje.

Avivaré mi lámpara

en el fuego que ofrece tu enviado

y así continuaré la noche en vela

a la espera de tu final llegada.

COPLAS EN ESPERA DE LA NAVIDAD

El Adviento de nuevo:

tiempo de espera,

otra vez en la noche

surge la estrella.

Dios se llega a nosotros

en nuestra carne,

del pecado y la muerte

baja a librarme.

El corazón se asoma

por los caminos,

para ver cuándo pasan

los peregrinos.

A Belén van marchando

José y María,

con ellos voy haciendo

mi romería.

Un silencio profundo

los aires llena,

mientras de Dios el Hijo

viene a la tierra.

Si no tuvo posada

que lo acogiera,

yo le abro mi alma,

mi vida entera.

Con mis mejores deseos de paz y gozo en el espíritu,

a mis lectores del blog “Comunicación y verdad”.


 

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