ANTE LA FAZ DE JESUCRISTO

Poema cuaresmal de estilo cervantino para sabios ufanos, 

ante el rostro inspirado en la Sábana Santa de Turín 

¡Vive Dios que me espanta esta potencia  

y que diera la vida en describilla!, 

pues, ¿a quién no sorprende y maravilla 

esta faz soberana, esta grandeza? 

Es Jesucristo vivo, es su presencia. 

que existe para siempre, ¡oh gran Sevilla!, 

y desde el Cielo descendió a la orilla 

de Belén al Calvario en su pobreza. 

No se quiso quedar en su gloriosa 

nube del cielo a someter el mundo, 

sino que prefirió, en su amor profundo, 

hacerse hombre y esclavo despreciado, 

para salvar al tonto, que quisiera 

ser como Dios, señor omnipotente, 

siendo no más que débil criatura. 

Ignominia y rechazo ha soportado, 

hasta la muerte en condición infame, 

y bajar a la tumba destrozado. 

Mas el Autor del mundo, en el Espíritu, 

lo levantó triunfal de su sepulcro 

y entronizó radiante a su derecha 

como Señor del Cielo y de la Tierra,  

Juez de todo mortal y de la Historia. 

Y de nuevo le tomo al gran Cervantes 

la certera palabra, que asegura: 

“Dice usted la verdad señor poeta, 

el que dijere lo contrario, miente” 

y se merece la veraz sentencia 

de Dios, que lo ha tachado de ‘ignorante’  

y ‘necio’, aunque posea mucha ciencia. (Salmo 91). 

Basta ya de creerse un hondo sabio 

y ufanarse de gran conocimiento, 

pues, como nos advierte el texto sacro, 

“La condición del rico y satisfecho 

es similar al animal que muere 

y es arrojado a tierra innominada”. (Salmo 48) 

Caminar en la luz es ser de Cristo 

y quedar en tinieblas lo contrario. 

No más escepticismo presumido, 

sino mira estos ojos, si lo aguantas, 

del que has de ver, al terminar tus días, 

a indagar del denario concedido. 

Úbeda, 12 de marzo de 2025.