Si bien es cierto que Sánchez ha venido disfrazando, desde su okupación de la Moncloa, sus políticas antidemocráticas con el señuelo de un falso “progresismo”, no lo es menos el incuestionable y desafortunado hecho de que en Occidente, a ambos lados del Atlántico (hasta la llegada de Trump a la Casa Blanca), las ideologías wokistas de toda clase y condición se han venido adueñando de gobiernos, instituciones públicas, universidades, familias, ciudadanos y empresas.
El seudoprogresismo y el progresismo verdadero son dos conceptos que, a menudo, se confunden intencionadamente en el debate político y social. Ambos términos pretenden referirse a ideologías y movimientos que se autodenominan “progresistas”, pero que en realidad tienen diferencias importantes en sus objetivos, valores y métodos.
1.Definiciones
– Progresismo Verdadero: Movimiento político y social comprometido con la realización de las transformaciones estructurales necesarias para lograr una auténtica justicia social, igualdad, y sostenibilidad. Esta ideología prioriza las políticas basadas en las evidencias, con un enfoque total en las cuestiones de derechos humanos, equidad, y protección ambiental.
– Seudoprogresismo: Consiste en el uso superficial o instrumental de la ideología progresista sin aceptar compromiso alguno para la realización de cambios profundos. Suele servir a intereses particulares (p.ej. imagen pública, beneficios) o para perpetuar el estatu quo mediante gestos simbólicos.
2. Características Clave
– Progresismo Verdadero:
– Sistémico: Se dedica a investigar las causas que están en la raíz de las desigualdades (p.ej. reformas fiscales, acceso universal a salud/educación).
– Coherente: Alinea el discurso con las acciones (p.ej. políticas ambientales rigurosas, no solo promesas).
– Participación inclusiva: Da la voz y escucha a las comunidades marginadas y a los movimientos sociales.
– Enfoque a Largo plazo: Prioriza soluciones sostenibles sobre beneficios inmediatos.
– Seudoprogresismo
– Simbolismo: Gestos vacíos (p.ej. campañas de marketing con lenguaje inclusivo pero sin aplicar políticas internas equitativas).
– Inconsistencia: Contradicciones entre discurso y práctica (p.ej. gobiernos que promueven igualdad, pero que luego recortan los presupuestos sociales).
– Oportunismo: Emplea un uso abusivo de las consignas progresistas para ganar popularidad o desviar la atención de sus políticas regresivas.
– Individualismo: Reduce el progresismo a un mero consumo ético (p.ej. “capitalismo verde” sin cuestionar modelos extractivistas).
3. Ejemplos
3.1 Progresismo Verdadero
– Leyes que garantizan derechos reproductivos y educación sexual integral.
– Impuestos progresivos para redistribuir riqueza.
3.2 Seudoprogresismo
– Empresas con publicidad LGTBI, pero sin políticas contra la discriminación laboral.
– Gobiernos que firman acuerdos climáticos mientras subsidian industrias contaminantes.
– Políticos que usan lenguaje anticapitalista, pero que luego promueven alianzas con las élites económicas.
4. Implicaciones
4.1 Seudoprogresismo
– Erosión de la confianza: Genera cinismo hacia los movimientos sociales auténticos.
– Mantenimiento del poder: Promueve relatos totalmente falsos para neutralizar auténticas críticas basadas en hechos demostrables.
– Desmovilización: Reduce el activismo a acciones individuales. (p.ej. hashtags sin ejercer ninguna presión política).
4.2 Progresismo Verdadero
– Transformación cultural: Promueve cambios en valores y estructuras (p.ej. reconocimiento de derechos de otras etnias).
– Resiliencia: Establece alianzas sólidas entre la Sociedad civil, Universidad y Estado.
5. ¿Cómo Distinguirlos?
– Verificando los resultados: ¿Las políticas redujeron desigualdades o solo mejoraron las facilmente manipuladas estadísticas?
– Analizando las fuentes de financiación: ¿Quiénes apoyan económicamente las iniciativas? (p.ej. fondos de corporaciones vs. organizaciones comunitarias).
– Escuchando a los afectados: Las comunidades marginadas suelen denunciar el seudoprogresismo cuando sus demandas son ignoradas.
6. Sánchez, lider mundial por partida doble
En su día, Sánchez llegó a manifestar que la progresía mundial envidiaba a España por los logros que su gobierno estaba consiguiendo en todos los órdenes, especialmente en lo tocante a la economía y al desarrollo social.
Tras la llegada de Trump a la Casa Blanca no ha dudado un minuto en enarbolar la bandera antitrumpista y, es de suponer, que la caida de popularidad que está consiguiendo en las últimas encuestas, tratará de compensarla con su liderazgo mundial contra la ultraderecha estadounidense encarnada en la Administración Trump.
Sobre este último tema, EL DEBATE publicó con fecha 11 de los corrientes un artículo redactado por Ana Martín
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45 minutos de autoelogio
Sánchez se pone como ejemplo planetario: “Los progresistas del mundo nos miran”
El presidente anaugura el nuevo periodo de sesiones parlamentario ante sus diputados y senadores con un discurso de encendidas alabanzas a sí mismo y ninguna autocrítica
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En ambos casos, Sánchez actúa de forma coherente consigo mismo porque se considera el político más progresista de la galaxia, cuando en realidad no es más que el genuino representante del seudoprogresismo.
*Mañana continurá la serie de artículos que venimos dedicando a DeepSeek y que, de momento, está prevista que llegue hasta el número 15.