Una feria diferente, de flamenca

Os traigo éste articulo porque he vivido éste año una feria especial aquí en Úbeda. La feria de San Miguel, que va de San Miguel a San Francisco. Pues bien, este año me he vestido de flamenca, cosa que no hacía desde que era una adolescente en Sevilla, en la feria de abril. 

¿Y cómo ha sido? Pues muy feliz, pero también necesitaba ayuda para la cremallera, el mantón y los accesorios. Gracias a la ayuda de una amiga, que ha sido como mi hada madrina, como un ángel y se ha portado de maravilla: Invitándome con su familia, el domingo, día de San Miguel, que comimos en la feria y lo pasé súper bien. Son una familia numerosa, con muchos hermanos, cuñadas, sobrinos y me lo pasé de maravilla. Comimos en la caseta de La Humildad, porque aquí cada cofradía de Semana Santa tiene su caseta, además de otras como la municipal o de diversas asociaciones. 

El primer día,  comimos, nos dimos una vuelta, y los niños y menos niños se montaron en los cacharritos, como por ejemplo, en el tren de la bruja, también mi amiga y ángel, Virginia, mientras yo hacía fotos. 

El sábado anterior me hicieron un recogido muy bonito en la peluquería, que me duró dos días. Los siguientes ya me peinaría yo. 

Volví a ir el miércoles por la tarde, de nuevo vestida de gitana con la ayuda de mi ángel de la guarda. También se unió mi hermana,  bailamos, nos reímos y, en algún  momento nos acordamos de cuando íbamos a la feria los últimos años con mi madre, antes de que estuviera tan malita. A ella le gustaba ir a tomar buñuelos, chocolate con churros y dar un paseo. 

El jueves por la tarde, fuimos ya con ropa de calle, nos montamos en los coches de choque, tomamos chocolate con churros y una patata asada súper grande con un montón de ingredientes. 

Y el viernes, que comimos en la feria Virginia Inma y yo, fuimos a la caseta de La Caída en un día memorable. Después de comer, dimos un paseo, mojitos y baile en otra caseta, ya no podía más. Inma se quedó con sus compañeras de trabajo y Virginia y yo nos fuimos a descansar. Luego nos reuniríamos de nuevo con Inma para ver los fuegos artificiales y el fin de fiesta. Pero no sin antes comprarle una patata asada a mi padre y llevársela para que también me viera vestida de flamenca y hacernos una foto juntos. 

A la vuelta caminamos hasta casa, porque el padre de Virginia había ido a los toros. 

Una vez en la feria localizamos a Inma y paseamos para hacer tiempo hasta los fuegos artificiales a las doce de la noche. Fuimos a la caseta de la música porque era donde se desarrollaban los conciertos y nos enteramos que el de Celtas Cortos era después de los fuegos. Así que fuimos a la pasarela a ver los fuegos artificiales, que fueron una maravilla. Virginia se bajó con su familia e Inma y yo nos quedamos un poco más y luego fuimos al concierto de Celtas Cortos que nos encantó. Desde mi juventud ha sido uno de mis grupos preferidos. Jeje… y nos dieron la una y las dos… y nos bajamos en el tren turístico de la feria. Inma iba con los pies que no los sentía y nos vino muy bien el trenecito y fin de feria. 

Ha sido una feria especial, única y maravillosa, gracias a la sencillez de una feria de esta cuidad pequeña. Aquí no hay paseo de caballos, ni noria, ni montaña rusa como yo recordaba de Sevilla y sin embargo me lo he pasado muy bien, incluso con mis limitaciones,  que bailo dando cojetás, me canso, me tengo que sentar y que no aguanto tanto. Pero esta feria ha sido diferente y llena de amistad, especialmente por un ángel de la guarda que me ha caído del cielo.

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