Newsletter de El American de fecha 28 de septiembre de 2022
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Ni la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ni el presidente del Consejo, Charles Michel, han hecho pronunciamiento alguno sobre el histórico triunfo de la flamante italiana Giorgia Meloni, un silencio que expone el talante ideológico de los máximos representantes de una Unión Europea (UE) cada vez más woke. El silencio de la UE difiere de, por ejemplo, la felicitación pública esbozada por von der Leyen cuando el presidente francés Emmanuel Macron venció a su rival Marine Le Pen obteniendo la reelección. Sin embargo, el silencio de la Unión Europea no sorprende en absoluto. Días antes de que los italianos salieran a votar masivamente por un proyecto genuinamente conservador, basado en una plataforma de Dios, Patria y Familia, von der Leyen amenazó con soberbia a los italianos sugiriendo que la UE podría aplicar mecanismos de presión contra Italia. Esto es más preocupante si se entiende el contexto: Italia no es cualquier país dentro de la Unión Europea. Es, de hecho, el país fundador y la tercera economía más grande de esta organización, solo superada por Alemania y Francia. Sin embargo, sus autoridades hacen la vista gorda ante el histórico triunfo de Meloni solo porque es conservadora, católica y se opone al progresismo radical. Mientras tanto, el diario británico The Telegraph reveló este 27 de septiembre que la Unión Europea invirtió casi un millón de euros para promover una agenda LGBT a través de drag shows y escuelas woke. Las prioridades de la Unión Europea parecen estar claras: defender el wokeism y todas sus variantes, al tiempo que no respeta las decisiones soberanas de los pueblos de elegir caminos diferentes para sus países. Emmanuel Rincón Editor-at-Large |